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Jaume Homs (HP): “La impresión 3D sólo tiene sentido en las tiradas cortas y medias”

21 Dic 2017 — 04:57
Daniel López
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El responsable de ventas de la división 3D de HP para Iberia destaca los prototipos, el utillaje y las preseries como los principales campos en los que ha penetrado por ahora la tecnología de impresión 3D.

Jaume Homs (HP): “La impresión 3D sólo tiene sentido para tiradas cortas”

 

Jaume Homs es el responsable de ventas para España y Portugal de la división 3D de HP, una de las mayores empresas en la venta de impresoras a escala global, así como en la comercialización de ordenadores personales y portátiles. El directivo, formado en ingeniería y ciencias de la computación por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), asumió el cargo en 2016 tras catorce años de trayectoria dentro de la tecnológica. Homs, que trabaja en impulsar la tecnología de impresión 3D desde el centro de HP en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), considera que no todo vale para la impresión 3D, la cual tiene sentido sólo para ciertas producciones, como las tiradas cortas o la fabricación personalizada.

 

Pregunta: Para que el lector se sitúe, ¿qué objeto de utilidad podría imprimirse hoy en 3D?

Respuesta: A día de hoy, por lo que más se conoce el 3D y por lo que tiene una mayor penetración en el mercado es, sobre todo, por los prototipos; piezas que un diseñador, en vez de verlas en una pantalla, puede tocar, probar y comprobar si funcionan. Esto permite acelerar los ciclos de diseño en vez de pasar varias horas pensando y analizando a través de simulaciones. En segundo lugar está el utillaje, herramientas que se fabrican de forma específica y personalizada para una faena concreta; y también las preseries, que permiten analizar la reacción del mercado. Lo que esta tecnología habilita es la posibilidad de no solo realizar tiradas cortas sino también tiradas medias que, según la geometría, pueden llegar a tiradas de más de 100.000 unidades.

 

P.: Y en un futuro, ¿qué se podrá llegar a imprimir en 3D?

R.: Piezas finales funcionales. Por ejemplo, plantillas ortopédicas, que entrarían dentro de lo que se denomina producción masiva personalizada. Cada una de las plantillas es diferente, por lo que con esta tecnología se pueden imprimir directamente. También los trenes, que cada vez más se imprimen por partes en 3D, igual que los autobuses. La visión del sector ferroviario es fabricar en un futuro los trenes a través del 3D, e incluso disponer de una máquina en el propio tren para poder fabricar ahí mismo las piezas de recambio.

 

 

 

 

P.: ¿Y qué es lo que no se verá?

R.: No veremos los tapones de plástico de una botella impresos en 3D, porque se hacen millones y no se justifica. No todo tiene sentido en 3D. Sólo cuando hay que imprimir tiradas cortas, o bien cuando hay que imprimir mucho y todo es diferente. Esto está dando pie a nuevos modelos de negocio, como las gafas adaptadas al tamaño de cara, o bien audífonos. Tiene justificación en las tiradas medias y cortas. En el caso de un fabricante de cafeteras caseras, por ejemplo, no tendría sentido porque se hacen muchas, pero en el de cafeteras para bares sí, porque se hacen muchas menos y son más industriales.

 

P.: Entonces, ¿la producción convencional es mejor?

R.: Cuando se fabrica una pieza de plástico, por ejemplo la carcasa para un móvil, se necesita un molde. En este caso, son máquinas muy industriales que fabrican una carcasa de plástico cada tres segundos, por lo que si se hacen diez millones de carcasas para móviles, ese molde se amortiza en muy poco tiempo. Con el 3D cuesta lo mismo imprimir una carcasa que mil, porque el coste unitario es el mismo. Por lo tanto, se crea el punto de cruce entre la tecnología digital y la analógica. Hasta tiradas de cientos e incluso miles de unidades sale más a cuenta hacerlo en 3D.

 

P.: ¿Cuál es la inversión que tiene que realizar una empresa que quiere adoptar esta tecnología?

R.: En el segmento de los prototipos y los utillajes, así como las tiradas cortas y las pequeñas producciones, las máquinas cuestan entre 50.000 euros y 100.000 euros. En el ámbito de las soluciones más industriales el precio se mueve entre los 250.000 euros y medio millón de euros. Hay clientes que tienen como mucho entre ocho y nueve máquinas.

 

 

 

 

P.: ¿Qué tipo de materiales se utilizan en la impresión 3D?

R.: Existen dos grandes tipos de materiales: plásticos y metales. Posteriormente, con un mismo material, se le puede dar más o menos elasticidad en función de la geometría.

 

P.: Y, por ejemplo, ¿prendas de ropa?

R.: No lo veo. Hay que imaginárselo de plástico.

 

P.: ¿Cualquier sector puede adoptar la impresión 3D?

R.: Cualquier sector que esté relacionado con la fabricación de plástico puede adoptar esta tecnología. Donde se está produciendo una mayor penetración ahora mismo es en el ámbito de las empresas que ofrecen servicio de fabricación de piezas y que ya disponen de esta tecnología para producirlas en 3D. Por un lado están los service bureaus, que ya disponen de la impresión 3D y de máquinas productivas para hacer tiradas cortas; y, por otro lado, también está habiendo una penetración en las empresas que fabrican máquinas, en la automoción, en la industria de los bienes de consumo, en la electrónica, e incluso en la juguetería y la medicina.

 

 

 

 

P.: A los sectores que se plantean adoptar esta tecnología, ¿qué les frena?

R.: Hay una barrera de entrada muy grande, sobre todo en el coste, la velocidad y la calidad en la fabricación. Otra de las barreras es la disposición de un abanico de materiales que cumpla unas regulaciones y certificaciones en específico. Por ejemplo, una empresa del sector de los juguetes puede recibir la fotografía de una niña y fabricar una muñeca personalizada; pero ese material tiene que conseguir una certificación concreta. Lo mismo ocurre en el sector de la automoción, que tiene que conseguir una serie de certificaciones en cuanto a toxicidades o  densidades de humo o, en el caso de la medicina, que los materiales sean biocompatibles.

 

P.: ¿Cuáles son los riesgos de apostar por una tecnología que depende de la adopción de otras compañías?

R.: En un tema complejo. En el sector del automóvil, esto sucede con los OEM (fabricantes) y los Tier 1. Un tier 1, tiene ciertas libertades, pero al final, depende que el fabricante lo apruebe y certifique por lo que un Tier 1, solo, no puede decidir según qué materiales o geometrías va a utilizar.

 

P.: ¿Existen proveedores lo suficientemente preparados para cubrir este tipo de fabricaciones?

R.: Sí. De hecho, se ha empezado por ahí. En España ahora mismo hay empresas que dan servicio de impresión 3D con esta tecnología y otras que se apoyan tanto en la fabricación convencional como en la 3D. De esta forma, si se quieren diez piezas se harán en impresión 3D y si se quieren millones, se fabricarán mediante otra tecnología. 

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