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David Pereira (Everis): “A largo plazo, la aplicación de la IA será casi una cuestión de supervivencia”

07 Jun 2018 — 04:55
A. Pijuán
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El responsable de arquitectura digital en Everis España y de inteligencia artificial de Everis para Europa considera que las empresas que no abracen esta tecnología dejarán de ser competitivas a medio y largo plazo.

David Pereira (Everis): “A largo plazo, la aplicación de la IA será casi una cuestión de supervivencia”

 

David Pereira es el responsable de arquitectura digital de Everis España e inteligencia artificial de Everis Europa. El experto lleva más de una década trabajando en la consultora, donde ha llegado a ocupar el puesto de director de tecnología digital. Formado en telecomunicaciones, Pereira ejerce también como profesor asociado en The Valley Digital Business School. Para el experto, la Inteligencia artificial (IA) se encuentra en una fase muy temprana y todavía debe ser objeto de un debate regulatorio, ético y moral. Pese a ello, Pereira tiene claro que la aplicación de la IA a medio y largo plazo se convertirá en una cuestión de supervivencia para las corporaciones.

 

Pregunta: ¿Con qué expectativas se acercan las empresas españolas a la Inteligencia Artificial (IA)?

Respuesta: Estamos en un momento en el que es indudable que la IA está generando muchas expectativas en todos los mercados y sectores de actividad, tanto dentro como fuera de España. Estas expectativas también vienen condicionadas por la presencia que está teniendo la tecnología en los medios de comunicación. Esta avalancha informativa contribuye a que las compañías estén poniendo su mirada en ella, especialmente debido al carácter transformador que consideramos que tendrá en todas las áreas.

 

P.: ¿Las empresas españolas son conscientes del potencial de la IA?

R.: Existe cierto desconocimiento en relación a qué se puede hacer con la IA y los casos de uso en los que puede tener un impacto real. Ahora el momento de empezar a conocer la IA, trabajar con ella e identificar los ámbitos en los que puede tener. En mi opinión, las organizaciones que puedan incorporarla tendrán una ventaja competitiva importante porque, a medio y a largo plazo, su aplicación será casi una cuestión de supervivencia.

 

P.: ¿Hay algún sector que esté más avanzado en la aplicación de la IA?

R.: Banca y telecomunicaciones puede que lleven la delantera, al menos en España. Pero la IA transformará por completo todos los mercados. Hay gurús que la comparan con la nueva electricidad. Hay casos de uso bastantes transversales a cualquier sector, quizás el menos visible pero que tiene un impacto relevante es su aplicación para conseguir la eficiencia en los procesos de la organización. El segundo tiene que ver con los modelos de relación de las corporaciones con los clientes.

 

 

 

 

P.: Entonces, no sólo afectará al empleo, sino que también asistiremos a la creación de nuevos modelos de negocio…

R.: No es sólo una cuestión de competitividad, las empresas tendrán que empezar a preguntarse qué nuevos problemas pueden resolver. La IA abrirá camino a nuevos productos y servicios. En realidad, el carácter transversal de la IA viene dado porque la mayoría de los procesos de las organizaciones están relacionados con el uso de la información. Y cuánto mayor sea la aplicación de IA a la información, mejor para la empresa.

 

P.: Se habla mucho de talento digital y de expertos en big data. Estos días se está celebrando Selectividad, pero las carreras a las que postulan los alumnos no son muy diferentes a las de hace una década. ¿Se está teniendo en cuenta?

R.: Estamos viendo movimientos interesantes en diferentes ámbitos. Por parte de la empresa privada, los gigantes digitales están tomando la delantera y apostando por difundir la tecnología. Desde el Gobierno también hay algunos movimientos interesantes, pero quizá está yendo más lento de lo que cabría esperar. En España, por ejemplo, se constituyó un grupo de sabios en IA (dependiente del Minetad) que publicará en breve el resultado del estudio. Este libro blanco debería servir como punto de partida para pensar cómo cambiar el modelo educativo. Hay que ir más allá de la figura del científico de datos. Requerirá de un proceso de transformación social y cultural. Se necesitarán perfiles más humanistas: lingüistas que definan cómo deben funcionar las conversaciones con una máquina, o antropólogos que analicen el comportamiento de los humanos, que interactuarán cada vez más con máquinas o IA. Será necesario definir muy bien la relación, el reto es mayúsculo.

 

P.: Robots y empleo suelen ser pareja al hablar de IA. ¿Mito o realidad?

R.: A escala de predicciones hay para todos los gustos. McKinsey predice que un tercio de las tareas se automatizarán en cerca del 60% de los trabajos. Un informe de la Casa Blanca de 2016, por su lado, señalaba que el 83% de los trabajos por debajo de los veinte dólares la hora iban a desaparecer. Estos son los más alarmistas. En mi opinión, la IA todavía está en una fase de madurez muy temprana. Más que sustituir a los humanos, les dará apoyo. Todavía falta mucha regulación en este campo y un debate ético y moral.

 

 

 

 

P.: La tecnología actual ya ha cambiado de forma radical algunos empleos. ¿Hay algún sector específico que esté en mayor peligro?

R.: Los trabajos más mecánicos serán los más susceptibles de ser sustituidos por la IA. Nos centramos mucho en el impacto negativo pero el hecho de que estemos incorporando IA hará que se generen muchos empleos en todas las áreas, incorporando a perfiles como lingüistas, antropólogos o incluso comunicación.

 

P.: ¿Cómo habrá avanzado la IA en los próximos diez años?

R.: Se encuentra en una fase muy temprana y es difícil de saber. Lo que sí me atrevería a predecir es que donde habrá un campo de trabajo muy intenso será en la regulación y en la vertiente más ética y humana que gira en torno a la IA. En relación a esto, están surgiendo tanto iniciativas públicas como privadas, e incluso desde los gobiernos y organismos internacionales para sentar las bases de cómo se regirá la IA desde este punto de vista.

 

P.: ¿Será posible separar la ideología de este marco regulatorio, ético y moral?

R.: Esta es una de las principales preocupaciones en este ámbito de investigación. Uno de los temas que siempre se trabaja es cómo asegurar que los datos con los que trabaja la IA no están sesgadas. En un ámbito no resulto, tenemos casos como los de Cambridge Analytica, donde se hace un mal uso de los datos. El uso de datos sesgados, además, puede contribuir a la brecha digital.

 

P.: Si el avance de la tecnología desplaza a una pequeña parte de la sociedad. ¿De quién será la responsabilidad?

R.: En mi opinión, será compartida entre empresas, gobiernos e instituciones formativas, que a su vez tendrán que colaborar. Las compañías no pueden renunciar a aplicar la tecnología porque el hecho de no hacerlo sería incluso peor para el empleo: no serán competitivas y acabarán cerrando. Partiendo de esta base, todas las empresas necesitarán potenciar sus procesos de responsabilidad social porque se tiene que aplicar sin perder de vista el impacto que tendrá la IA en la sociedad. Los gobiernos tendrán una responsabilidad fundamental en esto. El informe de Cédric Villani, presentado en Francia, introduce tres puntos fundamentales en este aspecto. En primer lugar, cambios en la educación primaria y secundaria desde el punto de vista de las capacidades digitales. Un segundo punto muy relevante del estudio es preparar a la sociedad para que asuman perfiles técnicos. Y en tercer lugar, la formación de continua de aquellos perfiles que ya se han incorporado al mercado laboral, cuyos trabajos y roles se verán afectados.

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