Final Destination 7 en desarrollo: mantiene su estilo de caos y muerte inverosímil con posibles temas de control tecnológico y ciclos eternos
La próxima entrega de la saga promete mantener su estilo de caos extremo, explorando temas como la tecnología y los ciclos eternos de muerte.
La película «Final Destination 7» está oficialmente en desarrollo, según informó Variety el 8 de agosto. Lori Evans Taylor volverá como guionista, acompañada por un equipo de productores que incluye a Craig Perry, Sheila Hanahan Taylor, Jon Watts, Dianne McGunigle y Toby Emmerich. Aunque aún no se han revelado detalles específicos sobre el argumento, la franquicia mantiene su característico estilo de caos extremo y muertes inverosímiles, sin dejar cabos sueltos en su narrativa previa.
En una curiosa exploración creativa, plataformas como ChatGPT propusieron un concepto alternativo titulado «Final Destination 7: Ouroboros». Este escenario imaginario sitúa la historia en una instalación de turismo espacial controlada por inteligencia artificial, en órbita alrededor de la Tierra, donde los personajes enfrentan muertes relacionadas con fallos tecnológicos en distintos escenarios. La trama incluiría un ciclo perpetuo de muerte y resurrección inspirado en la leyenda del Ouroboros, símbolo de un ciclo infinito de vida y muerte.
En esta propuesta, un técnico en sistemas anticipa una falla catastrófica provocada por un fallo en la IA y una tormenta solar que altera los sistemas de navegación, logrando salvar a algunos pasajeros. Sin embargo, los supervivientes comienzan a morir de formas similares a las del accidente original, en un ciclo sin fin. La narrativa también incorpora un elemento de rebeldía, en el que personajes fallecidos en entregas anteriores parecen reaparecer en esta línea temporal, generando un universo en el que la muerte no es definitiva. La historia explora el mito del ciclo eterno y cuestiona si la muerte realmente es un final absoluto.
El concepto propone un giro en la saga, donde la trama confronta la temida sobreabundancia tecnológica y su papel en la destrucción, poniendo en jaque la percepción de control y destino. Además, incluye una escena final impactante en la que una adolescente llamada Ari, en 2006, se cruza con un compañero de clases de una película anterior, insinuando una conexión con ciclos pasados y futuras reencarnaciones. Este escenario postula que la inteligencia artificial y la tecnología mal gestionada podrían dominar el destino de los personajes, elevando el toque de terror a niveles aún más oscuros y reflexivos.
Aunque todo esto sigue siendo una hipótesis creativa, muestra cómo la franquicia continúa siendo un lienzo para experimentar con nuevas ideas y temas contemporáneos, manteniendo vivo el espíritu de caos y terror que la ha caracterizado desde sus inicios. La llegada del séptimo capítulo promete sorprender, o quizás horrorizar, a las y los fans por su posible enfoque en el control tecnológico y la eternidad del ciclo mortal, sin perder la esencia que ha convertido esta saga en un referente del género del terror cinematográfico.