La inteligencia artificial busca ampliar la esperanza de vida y cuestionar conceptos tradicionales sobre la existencia
La inteligencia artificial impulsa investigaciones para extender la longevidad y replantea ideas sobre la vida, la salud y la espiritualidad.

En la era de la tecnología y el envejecimiento, cada vez son más las personas que buscan formas innovadoras de prolongar su vida y mejorar su bienestar. Uno de los casos más mediáticos es el del multimillonario Bryan Johnson, quien está convencido de que la inteligencia artificial (IA) puede convertirse en una herramienta fundamental para combatir el envejecimiento y, en algunos casos, incluso transformar la percepción de la religión y la existencia misma.
Johnson ha anunciado su intención de crear una "reliquia" basada en la longevidad, alimentando su cuerpo con datos que, mediante algoritmos, podrían superar la capacidad de un médico en el cuidado personal. Con este propósito, ha proporcionado a los modelos de IA una gran cantidad de información para que puedan analizarla y optimizar su salud. Según sus propias palabras, busca que estas tecnologías aprendan con evidencia científica y le brinden recomendaciones personalizadas para prolongar su vida.
En la práctica, diversas inteligencias artificiales, como ChatGPT, Copilot, Gemini y Claude, ofrecen consejos con el objetivo de combatir el proceso de envejecimiento. Entre las recomendaciones más comunes se encuentran mantener una vida activa, seguir una dieta equilibrada, dormir bien, reducir el estrés y mantener relaciones sociales. Aunque sus consejos son útiles, las IA advierten que toda recomendación debe complementar, nunca sustituir, la consulta con profesionales médicos, ya que sus respuestas, aunque informativas, pueden ser imprecisas o no considerar condiciones particulares de cada persona.
Las IA sugieren que aspectos como la hidratación, la protección solar, el consumo de frutas y verduras, el ejercicio y el sueño son fundamentales para un envejecimiento saludable. Además, algunas recomendaciones incluyen el control del estrés y la actividad mental constante como formas de mantener la juventud y el bienestar general. Sin embargo, también destacan que, aunque muestran efectos prometedores, muchas de estas hipótesis aún no cuentan con respaldo científico concluyente, y siempre es necesario consultar a un especialista antes de realizar cambios drásticos en la salud.
El avance de la inteligencia artificial podría permitir en el futuro que estas tecnologías manejen más datos sobre nuestras condiciones que incluso los profesionales sanitarios, y así ofrecer diagnósticos y recomendaciones mucho más precisas y personalizadas. No obstante, por ahora, la responsabilidad sobre la salud y la longevidad sigue siendo un asunto que requiere intervención humana y un enfoque equilibrado entre tecnología y atención médica especializada. Mientras tanto, la idea de transformar nuestra percepción de la religión y la existencia mediante la IA continúa ganando terreno, abriendo un debate ético y filosófico sobre el papel de las máquinas en nuestras vidas y en nuestro concepto de mortalidad.