El alto consumo energético de GPT-5 genera preocupaciones sobre sostenibilidad ambiental y costos operativos
El avance de GPT-5 trae mejoras, pero también plantea serias preocupaciones por su elevado consumo energético y su impacto en la sostenibilidad.
El lanzamiento de GPT-5 por parte de OpenAI ha generado gran interés debido a su incremento significativo en capacidades en comparación con GPT-4, aunque este avance viene acompañado de un aumento sustancial en su consumo energético. Según estimaciones del laboratorio de IA de la Universidad de Rhode Island, GPT-5 consume en promedio más de 18 Wh por consulta, lo que podría traducirse en un uso diario de hasta 45 GWh a nivel global. Esta cifra equivale aproximadamente a la producción de dos o tres centrales nucleares, suficiente para abastecer las necesidades energéticas de un pequeño país.
Las cifras, basadas en estimaciones del tiempo de respuesta y del consumo del hardware, carecen de confirmación oficial por parte de OpenAI. La metodología utilizada por los investigadores combina el análisis del tiempo que tarda el modelo en responder con la potencia estimada del hardware que lo ejecuta, suponiendo que se utilicen sistemas Nvidia DGX H100 o H200 en la plataforma de Azure. Sin embargo, si se emplea hardware más rápido, como Nvidia Blackwell, estos valores podrían estar subestimados.
GPT-5 utiliza un diseño de expertos combinados que permite reducir el consumo de energía en consultas cortas. Sin embargo, en modo de razonamiento avanzado, el consumo puede incrementarse hasta diez veces, superando los 40 Wh por consulta. Este aumento en el consumo energético plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad ambiental y los costes asociados a la operación de los centros de datos que albergan estos modelos.
El incremento en el uso de energía no solo genera mayores costes operativos, sino que también contribuye a una posible crisis energética, especialmente en regiones como Estados Unidos, donde los centros de datos ya están experimentando un aumento en la factura eléctrica. Los expertos advierten que, con la proliferación de modelos cada vez más potentes, la demanda de energía en este sector podría seguir en ascenso, requiriendo medidas para mitigar su impacto ambiental y económico.