Crisis éticas por el uso de inteligencia artificial en tareas de crianza generan debate en redes sociales
El debate sobre la ética y el impacto de la inteligencia artificial en la crianza se intensifica tras declaraciones controvertidas y reacciones en redes sociales.
La reciente declaración del CEO de OpenAI, Sam Altman, en un programa de televisión ha generado críticas y preocupación en las plataformas digitales. Altman afirmó que no podía imaginar criar a un hijo sin la ayuda de ChatGPT, destacando que esta herramienta le había ayudado a gestionar la ansiedad relacionada con los hitos de desarrollo de su bebé, como la dificultad para que gateara a los seis meses. Aunque su comentario parecía una anécdota personal sobre la utilidad de la IA, para muchas personas en línea representó una señal inquietante de cómo la tecnología empieza a reemplazar acciones humanas fundamentales.
En comunidades como Reddit y otras redes sociales, la reacción fue inmediata y contundente. Los usuarios expresaron que la crianza es una experiencia profundamente humana que requiere presencia emocional, empatía y contacto directo, aspectos que la inteligencia artificial no puede suplir. Temen que el uso excesivo de IA en tareas tan básicas y vitales como la crianza genere preocupación por la tecnificación de aspectos esenciales de la vida y por la pérdida de sabiduría tradicional.
La polémica refleja una creciente resistencia social a la idea de que las herramientas tecnológicas puedan reemplazar la intuición y el conocimiento humano en ámbitos tan delicados como el cuidado infantil. La reacción al comentario de Altman evidencia un umbral en el que el uso de la tecnología deja de ser visto como un apoyo y pasa a representar una dependencia peligrosa. Muchas personas, incluidos expertos en crianza, enfatizan que en situaciones relacionadas con la salud y el bienestar infantil la consulta con profesionales y la experiencia comunitaria siguen siendo insustituibles.
Por otra parte, esta controversia se enmarca en una tendencia hacia la fatiga generalizada respecto a la omnipresencia de la inteligencia artificial en la vida cotidiana. La recurrencia a ChatGPT para asesoramiento sobre hitos de desarrollo en bebés, aunque común en el uso diario de internet, resulta especialmente sensible cuando implica el cuidado de nuevas vidas. La declaración de Altman se ha visto como un reflejo de una posible orientación hacia una dependencia excesiva de las máquinas en decisiones humanas que siempre han sido patrimonio del contacto y el juicio personal.
En definitiva, la controversia revela una línea de resistencia cultural que apuesta por mantener la importancia del contacto humano y la experiencia en la crianza, frente a una tecnología que, si bien es útil, no debe reemplazar la presencia y el entendimiento emocional de padres y cuidadores. La discusión permanece abierta sobre cuánto y en qué aspectos la inteligencia artificial debería integrarse en nuestras vidas, especialmente en áreas que implican vulnerabilidad y desarrollo humano.