La digitalización en el sistema educativo español: desafíos y oportunidades para una enseñanza más competitiva
La integración tecnológica en las aulas españolas enfrenta desafíos y oportunidades para transformar y modernizar la enseñanza.
La integración de la tecnología en el sistema educativo español presenta una gran diversidad y desafíos. Mientras que en algunos centros la tecnología sigue teniendo un carácter residual, en otros se han implementado prácticas innovadoras y significativas. Sin embargo, en muchos casos la digitalización se limita a trasladar los contenidos de los libros de texto a plataformas digitales, sin aprovechar todo el potencial que ofrecen las herramientas tecnológicas. Esto genera una percepción negativa, alimentada por miedos y desinformación, que insiste en considerar la tecnología como algo perjudicial en lugar de entender cómo puede utilizarse pedagógicamente para transformar la enseñanza.
El debate no debe centrarse en la tecnología per se, sino en qué hacemos con ella dentro del aula. Es fundamental enseñar al alumnado a crear recursos, comunicar y diseñar, en lugar de limitarse a buscar información y copiarla. La competencia digital, aunque está bien definida en los documentos oficiales, aún enfrenta obstáculos para su implementación efectiva en las escuelas, principalmente por la falta de formación y tiempo para que el profesorado modifique sus metodologías tradicionales. La incorporación de tecnologías como pizarras digitales o aplicaciones interactivas requiere un uso intencionado y pedagógico, no cualquier sustitución de métodos antiguos.
En el contexto actual, la presencia de la inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, evidencia las limitaciones de las tareas tradicionales, especialmente en los deberes escolares. Estas herramientas muestran que muchos trabajos encomendados en el pasado carecían de sentido, puesto que ahora resulta difícil detectar el plagio y valorar el proceso de aprendizaje. El foco debe ponerse en entender cómo funciona la IA, en promover debates sobre su uso responsable y en formar al profesorado en el pensamiento computacional, que consiste en comprender los algoritmos y su funcionamiento para alfabetizar en tecnología y afrontar los retos presentes.
Ante estos nuevos desafíos, se recomienda trasladar las tareas extensas al aula para facilitar la resolución de dudas y promover actividades más creativas. El trabajo en el aula permite que el profesorado supervise, guíe y fomente la reflexión, adaptándose a las diferentes etapas educativas. Por ejemplo, en primaria se puede potenciar la escritura y la lectoescritura, mientras que en niveles superiores las tareas pueden enfocarse en debates y presentaciones orales que reflejen el proceso de investigación.
El momento presente ofrece una oportunidad para repensar y actualizar el sistema educativo en relación con las tecnologías. La incorporación de la IA y otras herramientas digitales no implica dejar de lado prácticas tradicionales como la lectura o la escritura, sino complementarlas con nuevas metodologías que respondan a la velocidad del cambio global. Es importante poner orden en el uso de la tecnología en las escuelas, evitar discursos apocalípticos y fomentar proyectos conjuntos que involucren a profesorado, familias y jóvenes en una educación más integral y preparada para los retos digitales.
Finalmente, es importante destacar la necesidad de introducir la tecnología desde edades tempranas, no solo como un conocimiento técnico, sino como una competencia para entender y convivir en un mundo digital. La educación en este ámbito debe incluir también la formación para identificar riesgos y gestionar situaciones relacionadas con el ciberacoso, trolling y otros peligros, fortaleciendo así la alfabetización digital en todos los niveles educativos. La escuela tiene la responsabilidad de preparar al alumnado para una ciudadanía digital responsable, en la que el uso consciente y creativo de la tecnología sea la norma.