GPT-5 consume una gran cantidad de energía y agua, generando preocupaciones sobre la sostenibilidad de la inteligencia artificial
El avance de GPT-5 trae consigo avances tecnológicos, pero también un incremento en el consumo energético y hídrico que genera inquietudes.
La inteligencia artificial generativa avanza rápidamente, destacando con el reciente lanzamiento de GPT-5 por parte de OpenAI, un modelo de IA de última generación con capacidades avanzadas en codificación, escritura y atención médica. Sin embargo, sus beneficios conllevan importantes desafíos en términos de consumo de recursos.
Según informes de The Guardian y datos del laboratorio de IA de la Universidad de Rhode Island, GPT-5 consume hasta 18 Wh por consulta, lo que eleva su demanda energética a aproximadamente 45 GWh diarias, suficiente para abastecer a 1,5 millones de hogares en Estados Unidos. Este consumo equivale a la energía generada por dos o tres reactores nucleares, capaces de suministrar electricidad a un pequeño país. Estas cifras indican que GPT-5 requiere una cantidad significativa de electricidad, mucho mayor que sus predecesores, como GPT-4, que consume aproximadamente tres botellas de agua por cada 100 palabras generadas.
El alto requerimiento energético genera preocupación, especialmente al considerar que grandes empresas tecnológicas como Microsoft y Google aumentan su uso eléctrico para sostener sus operaciones en IA, superando incluso el consumo de más de 100 países. Además, el entrenamiento y operación de estos modelos implican un elevado uso de agua, especialmente para enfriar los centros de datos. Por ejemplo, GPT-4 consume hasta tres botellas de agua por cada 100 palabras producidas.
A pesar de sus avanzadas capacidades y de los esfuerzos por mejorar la usabilidad, los usuarios reportan insatisfacción con GPT-5, señalando fallos, bugs y problemas de respuesta. En respuesta, OpenAI ha ampliado el límite a 3.000 mensajes por semana y planea nuevas actualizaciones para optimizar la experiencia del usuario. No obstante, la controversia persiste sobre el impacto ambiental, ya que GPT-5 y otros modelos como GPT-3 y GPT-4 demandan un consumo considerable de energía y agua, lo que aumenta las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la IA.