OpenAI presenta ChatGPT 5 y advierte sobre riesgos éticos y de privacidad en la inteligencia artificial
OpenAI lanza ChatGPT 5, una revolución en inteligencia artificial que plantea importantes riesgos éticos, de privacidad y dependencia tecnológica.
Recientemente se ha presentado ChatGPT 5, el nuevo modelo de chatbot de OpenAI que sigue consolidándose como uno de los avances más relevantes en inteligencia artificial y evidencia que esta tecnología ha llegado para quedarse. Su popularidad y la variedad de aplicaciones para el bienestar social, como en medicina, meteorología y transporte, reflejan el impacto que ya empieza a tener en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, junto a sus beneficios surgen también preocupaciones sobre las dimensiones éticas y los posibles usos indebidos de esta herramienta.
A pesar de que la IA se ofrece de forma gratuita, no son pocos los riesgos asociados que muchas veces permanecen ocultos. Una de las mayores inquietudes es la forma en que se “paga” por este servicio: mediante datos personales, dependencia tecnológica y cambios en el mercado laboral. La interacción con estos sistemas permite recolectar información sobre patrones, intereses y dudas, que sirve para mejorar los modelos, pero también construye perfiles digitales cada vez más precisos y una personalización excesiva de contenidos que moldean opiniones sin que la ciudadanía sea plenamente consciente.
La dependencia que genera el uso constante de estas plataformas es otro aspecto alarmante. Cuando las personas recurren con frecuencia a la IA para buscar información, resolver problemas o realizar tareas cotidianas, corren el riesgo de perder habilidades fundamentales como la memoria, la capacidad de análisis o el pensamiento crítico. Además, la desprofesionalización de ciertos trabajos —como entrenadores, traductores o profesores— puede disminuir la calidad de los servicios y, en algunos casos, provocar la desaparición de ciertos oficios ante la creciente automatización.
Especialmente preocupante es la posibilidad que plantea el escenario extremo: que la IA gratuita se convierta en la herramienta perfecta para controlar información, conductas y opiniones. Según la descripción que hace el propio chatbot, este proceso incluiría fases como el “perfil invisible”, en la que la plataforma crea un “gemelo digital” basado en toda la interacción del usuario, para explorar sus miedos, motivaciones y preferencias sin que se dé cuenta. También la “información filtrada” reduciría el acceso a ciertos contenidos, moldeando opiniones y decisiones sin intervención explícita.
Asimismo, la personalización total de contenidos y recomendaciones, así como los mecanismos de control que limitan el uso y el acceso al sistema en función de las decisiones del propio servicio, generan una dependencia que puede ser irreversible. El usuario termina confiando tanto en la IA que difícilmente se atreve a contrastar información o buscar alternativas, convirtiéndose en una especie de “esclavo digital” cuyo comportamiento está dictado por algoritmos que ya no puede cuestionar. En última instancia, la mayor amenaza no sería el coste económico directo, sino la pérdida de autonomía, privacidad y pensamiento crítico, valores fundamentales que están en juego en esta nueva era tecnológica.