OpenAI presenta herramientas que convierten a ChatGPT en un sistema operativo conversacional con funciones automatizadas
OpenAI innova al transformar ChatGPT en una plataforma versátil con herramientas y aplicaciones que acercan la inteligencia artificial a un sistema operativo conversacional.
OpenAI ha presentado una serie de herramientas innovadoras que buscan transformar ChatGPT en una plataforma integral para aplicaciones y funciones automatizadas, similar a un sistema operativo conversacional. Durante su Dev Day 2025, la compañía anunció el lanzamiento del SDK de Apps y AgentKit, un conjunto de herramientas que permiten a desarrolladores crear aplicaciones y agentes autónomos integrados directamente en el entorno de ChatGPT.
El SDK de Apps facilita la creación de aplicaciones que aparecen como tarjetas interactivas, mapas, vídeos y menús, todo dentro de la interfaz de ChatGPT, permitiendo ejecutar acciones en segundo plano y devolver resultados integrados. Esto convierte a ChatGPT en un entorno de ejecución para aplicaciones conversacionales, acercándose a la visión de convertirse en un sistema operativo digital basado en inteligencia artificial.
La estrategia de OpenAI recuerda al intento de Facebook en 2007 de convertir su red social en un ecosistema abierto, fomentando la creación de aplicaciones que impulsaron fenómenos como FarmVille. De manera similar, Altman busca que ChatGPT sea el portal principal para trabajar, estudiar, viajar y comprar en el mundo digital asistido por IA, consolidándose como el punto de entrada a la experiencia en línea.
Además, OpenAI presentó AgentKit, un conjunto de herramientas para crear agentes autónomos que pueden planificar, ejecutar tareas, conectarse a sistemas externos y aprender con el tiempo. La combinación de aplicaciones interactivas y agentes personalizados posiciona a ChatGPT como una plataforma operacional para la inteligencia artificial, no solo un chatbot.
Para la ciudadanía, esta evolución simplifica la interacción con múltiples aplicaciones, eliminando la necesidad de abrir navegadores o plataformas diversas, ya que basta con expresar una idea en lenguaje natural para que ChatGPT ejecute acciones complejas en segundos. Esto representa un gran atractivo tanto para usuarios particulares como para empresas, que pueden acceder a una base de más de 800 millones de usuarios semanales.
Desde la perspectiva de OpenAI, este avance les otorga mayor control sobre el flujo de interacción digital y abre posibilidades de monetización a través de acuerdos de afiliación, cuotas de publicación o posicionamiento patrocinado dentro del chat. Sin embargo, este enfoque también implica riesgos relacionados con la privacidad y seguridad de los datos, reminiscencia del escándalo de Cambridge Analytica, dado que ChatGPT maneja información sensible, como conversaciones íntimas, laborales, médicas o emocionales.
Expertos advierten que una fuga de datos o uso indebido de la información podría tener consecuencias graves para la ciudadanía. Además, existe la preocupación de que la integración de funciones mediante pagos o incentivos económicos pueda priorizar aplicaciones que aporten beneficios financieros directos a OpenAI, en detrimento de la utilidad y la confianza del usuario.
Otra problemática potencial es la centralización de funciones, que podría afectar a pequeñas startups que desarrollan productos sobre ChatGPT, ya que la plataforma podría absorber estas funcionalidades y competir directamente con ellas, dificultando el crecimiento de un ecosistema abierto y diverso.
Los analistas comparan esta apuesta con el pasado de Facebook, cuando la apertura de su plataforma derivó en problemas de privacidad, poniendo en duda si esta estrategia permitirá un ecosistema verdaderamente abierto o, por el contrario, instaurará un entorno más restringido y controlado por OpenAI. La evolución de ChatGPT hacia un hub central del mundo digital marca una transformación significativa en la forma en que interactuamos con la tecnología y la información en línea.