Recomendaciones para mantener la salud y durabilidad de las baterías en vehículos eléctricos como Tesla
Conocer las mejores prácticas de carga es esencial para optimizar la vida útil y el rendimiento de las baterías en vehículos eléctricos como Tesla.

La gestión adecuada de la carga de las baterías en vehículos eléctricos, como los Tesla, es fundamental para prolongar su vida útil. Expertos recomiendan mantener el nivel de carga entre el 30% y el 60%, evitando periodos prolongados en extremos como el 20% o el 90%. Solo en ocasiones específicas, como viajes largos o para calibrar el sistema, se sugiere cargar al 100%, siempre terminando la carga poco antes de la salida para que el Sistema de Gestión de la Batería (BMS) pueda registrar correctamente su estado. Asimismo, realizar descargas temporales por debajo del 10% y recargar pronto ayuda a mantener la salud de la batería.
Respecto a las recargas, las que se realizan durante la conducción en modo regenerativo alcanzan potencias de hasta 70 kW, equivalentes a cargas rápidas en estaciones HPC, sin afectar la integridad de la batería. Esto demuestra que cargar desde energía solar mediante funciones de “excedente solar” no causa daños adicionales, ya que comparte principios similares a la regeneración durante la conducción normal.
Los sistemas de climatización y la electrónica consumen, en promedio, aproximadamente 200 Wh y 45 Wh respectivamente durante la carga en el vehículo. Por ello, siempre que sea posible, se recomienda usar la máxima potencia de carga, como 11 kW en corriente alterna, especialmente si se dispone de energía solar, para reducir tiempos y consumo adicional. Cargar a 11 kW en lugar de potencias menores no daña la batería y puede ser más eficiente, ya que los costes de energía adicionales son mínimos y la duración de la carga se acorta significativamente.
En resumen, la mejor estrategia para mantener la salud de las baterías en un vehículo eléctrico como el Tesla Model 3 Long Range es evitar periodos prolongados en niveles extremos de carga, aprovechar la regeneración durante la conducción sin preocuparse excesivamente por cargas rápidas o menores y emplear la máxima potencia en cargas cuando las condiciones y el entorno lo permitan. Estos hábitos contribuyen a una mayor durabilidad de la batería, optimizando su rendimiento y longevidad a largo plazo.