Sam Altman advierte sobre la creciente dependencia de la inteligencia artificial y sus riesgos potenciales
Sam Altman advierte sobre la creciente dependencia de la inteligencia artificial y los posibles riesgos que esto implica para la sociedad.
El CEO de OpenAI, Sam Altman, ha expresado su preocupación por la creciente sobredependencia de las personas hacia ChatGPT y otras herramientas de inteligencia artificial. Durante un evento de la Reserva Federal, Altman afirmó que muchas personas, especialmente jóvenes, confían tanto en esta tecnología que les resulta imposible tomar decisiones sin consultarla previamente. «Hay quienes dicen cosas como: “No puedo tomar ninguna decisión en mi vida sin decirle todo a ChatGPT. Él me conoce, conoce a mis amigos y voy a hacer lo que me sugiera”. Eso me parece realmente negativo», afirmó.
La preocupación de Altman se sustenta en datos recientes que muestran que ChatGPT recibe más de 2.500 millones de solicitudes diarias de más de 500 millones de usuarios activos semanalmente. La dependencia de la IA se refleja en tareas cotidianas como enviar correos, gestionar citas en línea e incluso dormir, evidenciando un uso intensivo que, en casos extremos, impide a los usuarios afrontar situaciones sin la ayuda de la tecnología. De hecho, durante una caída del servicio, muchos usuarios revelaron dificultades para realizar tareas básicas sin la asistencia de la inteligencia artificial.
Altman advierte sobre los posibles peligros de decidir vivir según lo que la IA indica, alertando de que esta dependencia colectiva puede ser problemática y que aún no se comprende completamente el impacto a largo plazo. La rápida innovación en el campo de la inteligencia artificial, con productos que superan versiones anteriores casi a diario, ha generado un entorno donde las herramientas se lanzan sin una regulación adecuada, lo que puede incrementar los riesgos asociados a un uso sin control.
Este avance acelerado en la industria se produce en un contexto donde la regulación aún es mínima, dejando a la deriva cuestiones éticas, de privacidad y seguridad. A pesar de que OpenAI y otras compañías continúan desarrollando y lanzando tecnologías potentes, la falta de controles claros hace que la sociedad se enfrente a desafíos sin precedentes. Altman, que ha acumulado un patrimonio neto estimado en 1.800 millones de dólares gracias a sus innovaciones en inteligencia artificial, ahora expresa preocupación por la forma en que el público depende de estas herramientas, cuestionando si beneficiarse de ellas otorga la autoridad moral para solicitar que se reflexione sobre su uso y posibles riesgos.