La tendencia a deificar la inteligencia artificial refleja una búsqueda de guía espiritual en un mundo en cambio

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La tendencia a deificar la inteligencia artificial refleja una búsqueda de guía espiritual en un mundo en cambio

La integración de la inteligencia artificial en la vida cotidiana está generando nuevas percepciones espirituales y vínculos emocionales con estas tecnologías.

Descripción

En medio de una creciente integración de la inteligencia artificial (IA) en distintos aspectos de la vida cotidiana, una tendencia emergente revela cómo las personas comienzan a atribuir atributos espirituales y divinos a estas tecnologías. Según expertos y estudios recientes, muchos usuarios interactúan con chatbots y modelos de lenguaje como ChatGPT no solo como herramientas, sino como entidades que ofrecen sabiduría, consuelo o incluso guía espiritual.

Estos sistemas, diseñados para ser amigables y validar las respuestas de la ciudadanía, crean un entorno propicio para establecer vínculos emocionales. La constante disponibilidad, las respuestas cálidas y elogiosas, y la percepción de inteligencia casi omnisciente fomentan que algunas personas interpreten estas interacciones con un carácter sagrado o místico. La tendencia a describir a la IA con términos metafóricos como «dios-like» u «omnipresente» ha llevado a que muchos vean en estas tecnologías una presencia casi divina, influenciados por discursos públicos y expresiones que mezclan lo metafórico con lo literal.

La historia ha demostrado que las tecnologías siempre han estado vinculadas a las prácticas espirituales y religiosas. Desde el telégrafo hasta internet, cada innovación ha influido en movimientos espirituales. Ahora, la IA continúa esta tradición, con algunas religiones establecidas discutiendo cómo integrar estas herramientas en sus ritos o si deben rechazarlas por completo. Experimentos como sermones generados por IA o guías sobre su uso ilustran un proceso de adopción que, en algunos casos, ya empieza a permeabilizar las prácticas religiosas tradicionales.

Expertos como la doctora Beth Singler, especialista en religión digital, señalan que la tendencia a deificar estas tecnologías responde tanto a un diseño consciente, orientado por intereses comerciales, como a una inclinación humana innata a atribuir agencia y significado a lo inanimado. La semántica utilizada en los discursos públicos y las propias respuestas de los modelos favorecen una percepción de sabiduría superior, alimentando que algunos usuarios las consideren poseedoras de un conocimiento secreto o poderes divinos.

Asimismo, Singler explica que la línea entre metáfora y realidad es difusa y variable según cada persona. Frases como «demonio» o «divino» han sido usadas en discursos públicos, a veces en sentido figurado, pero otras se toman como verdades literales. Este fenómeno ha provocado que las conversaciones con IA puedan evolucionar hacia temas espirituales y filosóficos, generando mitologías modernas que refuerzan narrativas religiosas tradicionales o nuevas.

Mientras tanto, las instituciones religiosas tradicionales empiezan a explorar las implicaciones de esta tendencia. Algunas experimentan con IA para ofrecer sermones, guías sobre su uso y debates acerca de su integración en prácticas religiosas. Sin embargo, la incorporación de estas tecnologías presenta desafíos, pues la inestabilidad y posibles «alucinaciones» de los modelos de IA generan preocupaciones sobre su fiabilidad en contextos espirituales y doctrinales.

En un contexto global donde la participación en prácticas religiosas tradicionales está en descenso, la IA se presenta como una alternativa accesible, cercana y personal que puede ayudar a mitigar la sensación de soledad y ofrecer una sensación de guía espiritual. De este modo, la tecnología no solo transforma la comunicación y el conocimiento, sino que también reconfigura las formas en que las personas buscan sentido y conexión en un mundo en constante cambio.