Expertos advierten que el proceso de relocalización de producción automotriz en EE.UU. requiere años y no es tan sencillo como sugiere Trump
La reubicación de plantas automotrices en EE.UU. requiere tiempo, permisos y planificación, dificultando una respuesta inmediata a las nuevas tarifas.

El posible aplazamiento de las tarifas del 25% en autos importados, sugerido por el expresidente Donald Trump, busca ofrecer más tiempo a los fabricantes para mover o incrementar la producción en Estados Unidos. Sin embargo, expertos y directivos del sector advierten que este proceso no es tan sencillo ni rápido como parece.
Para empezar, las tarifas en autopartes todavía deben implementarse el 3 de mayo, lo que elevaría los costes incluso para vehículos ensamblados en EE.UU. si incluyen componentes importados. Además, trasladar plantas de producción no es una tarea que pueda hacerse de la noche a la mañana; requiere años de planificación, permisos y construcción.
Construir una planta ensambladora grande, como la de Hyundai en Georgia, de 16 millones de pies cuadrados, puede tardar entre 2 y 3 años, sumando permisos, obra civil y puesta en marcha. La apertura de una planta de este tamaño implica movilizar miles de acres y millones de pies de espacio industrial. De hecho, el proceso completo, incluidos permisos y construcción, suele durar más de un año en cada fase.
Los expertos resaltan que la forma más rápida de aumentar la producción en EE.UU. es aprovechar las instalaciones existentes. Por ejemplo, Nissan ha planeado maximizar la capacidad en sus plantas ya operativas, en lugar de construir nuevas. Esto permite conservar las cadenas de suministro ya establecidas y reducir el tiempo y costes asociados a un desarrollo nuevo.
La inversión de Hyundai en su planta de Georgia, con una inversión de $12.600 millones y capacidad para fabricar 300.000 vehículos anuales, se construyó en aproximadamente dos años y medio. La empresa espera generar unos 8.500 empleos en 2031. Este ejemplo refleja que construir una planta desde cero en el corto plazo es un proceso pragmático pero que, en general, puede extenderse en torno a los cuatro años.
Por otro lado, la construcción rápida de plantas por otras compañías, como Tesla en China, que levantó una planta en menos de un año, es una excepción y no refleja la realidad en EE.UU., donde los procesos de permisos, ambientales y las alianzas con comunidades locales prolongan los plazos.
Además, muchas firmas optan por usar múltiples plantas en diferentes países o regiones para distribuir la producción, como GM en Canadá, México y EE.UU., logrando responder más rápido a cambios en la demanda o en la política comercial.
En conclusión, aunque la idea de relocalizar la producción genera entusiasmo, en la práctica es un proceso complejo, costoso y que requiere años para completarse, lo cual desafía la idea de una pronta respuesta a las tarifas arancelarias. La opción más viable y rápida sigue siendo maximizar la utilización de las plantas existentes y optimizar las cadenas de suministro actuales.