Las redes de cables submarinos son clave para la conectividad global y la innovación tecnológica

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Las redes de cables submarinos son clave para la conectividad global y la innovación tecnológica

Las redes de cables submarinos sustentan la infraestructura digital mundial, soportando crecimiento, innovación y desafíos en un entorno cada vez más interconectado.

Descripción

En la era digital actual, las redes de cables submarinos son fundamentales para garantizar la conectividad global, soportando más del 95% del tráfico de datos en todo el mundo. Estas infraestructuras permiten el funcionamiento de aplicaciones críticas como inteligencia artificial, computación en la nube, Internet de las cosas (IoT) y redes sociales, además de ser esenciales para instituciones financieras, centros de datos y grandes empresas. La red de Airtel, por ejemplo, cuenta con más de 34 cables y 400.000 kilómetros de fibra submarina que atraviesan 50 países en cinco continentes, reflejando su compromiso con una presencia global robusta y en constante expansión.

En los últimos años, la tecnología en cables submarinos ha experimentado importantes innovaciones. La capacidad de estas redes ha aumentado de 3–4 terabits por segundo a entre 12 y 15 terabits, permitiendo soportar la creciente demanda de ancho de banda. Se han introducido sistemas de cables abiertos que facilitan el uso compartido de fibras por diferentes operadores, mejorando la eficiencia y reduciendo costes. La integración de inteligencia artificial (IA) permite predecir fallos y optimizar el monitoreo en tiempo real, mientras que avances en modulación y multiplexación multiplican la capacidad de transferencia. Además, tecnologías como el FEC (corrección de errores adelantada) ayudan a reconstruir datos que puedan haber sido dañados durante su tránsito, reforzando la resiliencia de estas conexiones críticas.

Sin embargo, las redes de cables submarinos enfrentan múltiples amenazas. Los daños físicos ocasionados por actividades como la pesca, desastres naturales o anclas de barcos representan una constante, con entre 100 y 150 incidentes de fallos al año que requieren costosas y prolongadas reparaciones. Además, los ataques cibernéticos, las tensiones geopolíticas y las dificultades para obtener permisos en regiones delicadas, como el mar Rojo o el mar de China Meridional, también ponen en riesgo la integridad de estas infraestructuras. La congestión en rutas de alta actividad, como el estrecho de Malaca o Egipto, genera problemas de capacidad y costes adicionales, lo que hace crucial la diversificación de rutas y el establecimiento de estaciones de aterrizaje redundantes para garantizar la continuidad.

Para minimizar estos riesgos, las empresas están adoptando estrategias de diversificación de rutas y reforzando sus redes con soluciones híbridas que combinan fibra, nube y redes terrestres. La implementación de múltiples rutas en diferentes regiones geográficas, junto con sistemas de bypass y la construcción de redes resilientes, permite una mayor seguridad y redundancia en el servicio. Además, el monitoreo en tiempo real impulsado por IA y los estrictos protocolos de ciberseguridad, que incluyen encriptación y vigilancia continua, son fundamentales para proteger los datos contra amenazas externas.

Por su parte, la inversión en infraestructura complementaria, como estaciones de aterrizaje redundantes y la ampliación de las rutas de cables, refuerza la resistencia global del sistema. La complementariedad entre cables de fibra y tecnologías satelitales también juega un papel importante. Aunque los satélites no reemplazan a las fibras por su menor capacidad y mayor coste, ofrecen ventajas en zonas remotas o de difícil acceso, sirviendo como respaldo en casos de emergencia. La combinación de ambas tecnologías garantiza una conectividad fiable y preparada para el futuro, permitiendo a las empresas y países mantener su flujo de datos sin interrupciones en medio de los desafíos geopolíticos y naturales que enfrentan.