Las inversiones en inteligencia artificial de las tecnológicas alcanzan cifras millonarias y generan aumento en los costos de suscripciones

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Las inversiones en inteligencia artificial de las tecnológicas alcanzan cifras millonarias y generan aumento en los costos de suscripciones

Las principales empresas tecnológicas aumentan sus inversiones en IA, implementando modelos de suscripción y elevando costos para financiar infraestructura y recursos energéticos.

Descripción

Las grandes empresas del sector tecnológico continúan invirtiendo cifras millonarias en inteligencia artificial (IA). Microsoft, por ejemplo, reportó una inversión de 34.900 millones de dólares en un solo trimestre, mientras que Meta planea gastar hasta 72.000 millones de dólares durante 2023. Estas cifras evidencian el compromiso de la industria para consolidar y expandir su infraestructura de IA, cuyos costes operativos aumentan debido a la demanda de recursos energéticos y centros de datos.

Un fenómeno que ya se refleja en los usuarios es la adopción de modelos de suscripción. Empresas como Microsoft, Google y Adobe están integrando capacidades de IA en sus productos y elevando los precios en consecuencia. Microsoft, por ejemplo, incorporó Copilot en varias tarifas de Microsoft 365, lo que llevó el costo total de la suscripción Premium a 19,99 dólares mensuales, sumando los casi 20 dólares por esta función a los 6,99 y 9,99 dólares de las suscripciones personal y familiar, respectivamente. Así, el gasto mensual puede situarse entre 27 y 30 dólares, siendo cada vez más imprescindible para quienes utilizan servicios en la nube y herramientas de productividad.

Por su parte, Google Workspace añadió en marzo de 2025 su asistente Gemini AI en sus planes Business y Enterprise, lo que implicó aumentos de precio entre el 16% y el 33%, según la suscripción. Adobe, en tanto, rebautizó Creative Cloud All Apps como Creative Cloud Pro, elevando la tarifa de 59,99 a 69,99 dólares mensuales, en línea con la incorporación de capacidades de IA generativa ilimitada para creación de imágenes y vectores.

Expertos señalan que el valor percibido de los productos «potenciados por IA» influye en la decisión de pago más allá de un impacto real en la experiencia del usuario. La denominación «AI-powered» genera la percepción de mayor utilidad, lo que justifica las suscripciones adicionales. Elizabeth Parkins, profesora de práctica en Roanoke College, explica que la tendencia a añadir cargos extra responde también a los altos costes relacionados con la operación de los centros de datos y el consumo energético, que estas compañías buscan recuperar mediante el aumento de precios y modelos de negocio basados en suscripciones recurrentes.

Además, la integración casi omnipresente de IA en diversas aplicaciones obligará a las empresas a incorporar modelos de pago más personalizados y, en algunos casos, a adoptar una economía basada en el pago según uso. Sin embargo, esta dinámica plantea riesgos para la ciudadanía, que podría enfrentarse a una saturación de suscripciones y dificultades para gestionar sus gastos. La proliferación de suscripciones y el uso de IA en múltiples niveles dificultan que los usuarios puedan «desdesuscribirse», y en algunos casos, las funciones básicas se ofrecen gratis pero con capacidades limitadas, incentivando la migración hacia opciones de pago.

Desde el punto de vista de la industria, la tendencia hacia la suscripción y el incremento de precios se justifica por la necesidad de financiar los recursos energéticos y tecnológicos necesarios para mantener los vastos centros de datos y la infraestructura de IA. Fred Hicks, director de tecnología en Adelphi University, comenta que las suscripciones permiten a estas compañías mantener un ingreso constante y cubrir los costes asociados a la alta demanda de recursos computacionales.

Por todo esto, se prevé que en un futuro cercano la IA estará presente en casi todos los ámbitos, lo que obligará a las empresas a ofrecer modelos de suscripción más sofisticados y a la ciudadanía a ser más activa en la gestión de sus gastos tecnológicos. La inclusión de IA en productos y servicios genera un valor percibido elevado, aunque no siempre refleja mejoras sustanciales en la experiencia del usuario, lo que podría provocar resistencia o una revisión de estas estrategias en el mercado.