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29 Mar 202407:20

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Lleida.net: servicios de interconexión para darle la vuelta a la crisis de Internet

26 Mar 2018 — 04:54
Amelia Pijuán
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“Aún recuerdo cuando nos llegó la primera factura de Telefónica, pensé que con lo que teníamos que pagar podría comprarme dos Ford Escort”, rememora Sisco Sapena, cofundador y consejero delegado de Lleida.net.

Lleida.net: servicios de interconexión como clave de supervivencia ante la crisis de Internet

 

Un poco de chatarra informática y una motocicleta. Estos son los ingredientes básicos que permitieron a Sisco Sapena, Jordi Josep y Baldomero Capdevilla fundar Lleida.net en 1995, en un momento en que la competencia en las ciudades por convertirse en el primer proveedor local de Internet era encarnizada y en el que el estallido de la burbuja puntocom en Estados Unidos sonaba aún lejano. “Aún recuerdo cuando nos llegó la primera factura de Telefónica, pensé que con lo que teníamos que pagar podría comprarme dos Ford Escort”, recuerda Sisco Sapena, cofundador y consejero delegado de Lleida.net, en una entrevista con Kippel01.

 

El notario recogió la constitución de la sociedad de Lleida.net el 30 de enero de 1995 con un capital de un millón de pesetas (unos 6.010 euros), pero los socios llevaban un tiempo buscando financiación para arrancar con Lleida.net. “Hubo varios intentos para poner en marcha la empresa pero era demasiado complicado”, explica Sapena.

 

Según explica el directivo, el primer tanteo a una multinacional acabó con la empresa copiando el modelo de negocio de la empresa, mientras que en la segunda ocasión le dijeron que llevarían a cabo el proyecto pero sin él porque era “demasiado independiente”. “Tuve los pocos segundos de depresión de mi vida: vi que no podíamos vender la moto, así que decidí vender la mía”, cuenta el socio fundador de Lleida.net.

 

 

 

 

De esta forma, la empresa echó a andar en 1993 con esta pequeña inversión, que les permitió pagar las primeras facturas de Telefónica y convertirse en uno de los primeros proveedores de Internet en Lleida. “Montamos los primeros servidores con chatarra informática, teníamos bastante material porque habíamos montado servidores BBS -cuenta Sapena-; conectamos con la Red y empezamos a ofrecer el servicio a partir de lo que ya teníamos”.

 

En 1995, la empresa se convirtió en el segundo nodo de conexión a Internet en Cataluña y uno de los primeros de España. Sapena explica que, durante los años posteriores, la compañía sufrió tres crisis marcadas por la guerra de precios que inició con su competencia. “Durante el primer semestre lanzamos tres servicios, el más demandado valía unas 5.000pesetas y nuestra competencia lo lanzó por 3.000”.

 

Entonces, la empresa decidió evolucionar su negocio y ofrecer servicios de hosting por los que cobraron unas 50.000 pesetas. La competencia no tardó en reaccionar y rebajó el precio del mismo servicio a 30.000 pesetas. “Entonces decidimos ofrecer servicios de housing: colocando la máquina al cliente para que hicieran su propio hosting, explica Sapena. ¿Su precio? 500.000 pesetas. ¿El de su competencia? 300.000 pesetas.

 

 

 

 

“La desaparición de los clientes de 500.000 pesetas coincidió con la crisis de las puntocom”, apunta el directivo. Las primeras consecuencias de la burbuja de las empresas de Internet se hicieron patentes cuando ninguna compañía estadounidense acudió a las ferias del sector que se organizaban en Barcelona y Madrid.

 

La crisis llegó a España en 2001. “Entre 2002 y 2003 fue un periodo dramático, hubo periodos en los que desaparecía el 10% de la clientela cada mes -explica Sapena-; no es que se fueran a otro proveedor, es que desaparecían. Al otro lado del teléfono había un cable colgando”.

 

La sequía financiera fue también uno de los efectos colaterales de la burbuja de las puntocom. Tal y como explica el cofundador de Lleida.net, “las entidades bancarias cerraron el grifo”. En ese momento, muchas empresas no generaban ingresos y quemaban dinero a raudales.

 

 

 

“Pensaban que ya les iban a comprar, pero, ¿el qué? ¿La botella vacía? -cuenta Sapena-; lo que hicimos fue vender picos y palas durante la fiebre de oro (de Internet)”. La compañía se dedicaba a ofrecer servicios de hosting y, posteriormente, housing, lo que le permitió permanecer un escalón por encima de aquellas otras empresas que apostaron por los portales como modelo de negocio.

 

“El periodo del año 2000 a 2005 fue uno de los mayores booms de los chats”, señala Sapena, que entre 1999 y 2007 ejerció como presidente de IRC Hispano. Según explica el directivo, “en la última época de los portales, un portal valía tanto como la gente que gestionaba. Nosotros les montábamos el bar, le traíamos a la gente y les cobrábamos por ello”.

 

La mayoría de estos clientes, no obstante, fueron cayendo durante la crisis de las puntocom. “No había un modelo de negocio detrás”, expone el socio fundador de Lleida.net. Ya en los primeros años del estallido de la burbuja de las puntocom, cerca de 2001, el grupo vio una oportunidad en el negocio de los SMS profesionales. “Teníamos muy claro que la clave de la supervivencia era convertirnos en una operadora de telecomunicaciones”, apunta.

 

 

 

 

El primer paso para llegar a serlo era disponer de numeración propia para poder cerrar acuerdos de interconexión y garantizar unos ingresos. “Fue la primera época de los operadores virtuales, que no pudieron nacer asfixiados por los grandes operadores -explica el directivo-; nacieron en una segunda oleada forzados por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT)”.

 

No fue hasta 2005 cuando Lleida.net recibió la autorización de la CMT para operador como operador de servicio telefónico fijo. “Nos costó mucho, tuvimos antes interconexión en Arabia Saudí que con Movistar, pero al final salimos en producción con todas las grandes”. En los siguientes años, el grupo fue identificando otras oportunidades de negocio como el desarrollo del email certificado o el servicio de recepción identificada.

 

 

El fondo de capital riesgo de Banesto, Sepi y Enisa entra en el capital de Lleida.net

Tras años de sequía financiera, el mercado fue recobrando el pulso y, finalmente, Lleida.net abrió su capital a socios externos. En enero de 2007, la tecnológica anunció la venta de una participación del 30% al fondo de capital riesgo Banesto Enisa Sepi Desarrollo. “El proceso de incorporación fue muy largo -explica Sapena-; no aceptamos la primera oferta pero sí que seguimos los consejos que nos dieron y la verdad es que sólo puedo darles las gracias porque ni pagando hubiéramos conseguido lo que conseguimos gracias a ellos”.

 

El fondo continúa aún en el capital de Lleida.net. En 2011, la compañía tanteó la posibilidad de dar el salto al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), pero “el fondo se negó en redondo y yo no me vi con fuerzas de hacerlo”, cuenta Sapena. No fue hasta cuatro años después cuando la empresa decidió debutar en el MAB con un precio de salida de 1,18 euros por acción. Unos meses antes, en septiembre, Lleida.net completó una ampliación de capital de cinco millones de euros colocada por Beka Finance y GVC Gaesco Valores.

 

“Los recursos captados serán utilizados para acelerar el lanzamiento internacional de las delegaciones abiertas, la inversión en I+D para el desarrollo de nuevos productos y la capacidad financiera para adquirir otras empresas que aporten sinergias”, expresó la empresa en un comunicado en su debut en el MAB.

 

 

 

 

Desde entonces hasta ahora, Lleida.net ha ganado varias tallas. En los últimos dos años, la empresa ha conseguido más de 67 patentes en Europa, Estados Unidos, Colombia, China, Australia, Japón, Nueva Zelanda, Taiwán o Israel, entre otros.  Los ingresos de la compañía en el ejercicio 2017 ascendieron a 9,88 millones de euros, un 23% más que el año anterior. En el mismo periodo, el resultado bruto de explotación (ebitda) fue de 1,34 millones de euros, más del doble que el año anterior.

 

La operadora cuenta con oficinas en Lleida, Madrid, Londres, Miami, Bogotá y filiales en Colombia, República Dominicana, Honduras, India, Chile, Brasil, USA, Irlanda y Guatemala. 

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