OpenAI enfrenta incertidumbre por su transición a empresa con fines de lucro y la relación con Microsoft
OpenAI enfrenta desafíos internos y externos mientras negocia su futuro, en medio de tensiones con Microsoft y cambios en su cultura organizacional.
En los últimos meses, OpenAI ha estado bajo una intensa atención mediática debido a las tensiones surgidas con Microsoft, su principal inversor, respecto a su transición hacia una empresa con fines de lucro. La compañía se encuentra en una carrera contrarreloj para definir su futuro, enfrentándose a la presión de los inversores para implementar este cambio y evitar pérdidas significativas en financiación, lo que podría exponerla a posibles adquisiciones hostiles o interferencias externas. Sin embargo, Microsoft aún no ha dado su consentimiento definitivo, tomando su tiempo para negociar un acuerdo que proteja sus intereses, mientras OpenAI valora mantener la relación hasta 2030, incluso considerando acciones legales por prácticas anticompetitivas. Una opción que ha generado alarma interna es la posible declaración pública de su inteligencia artificial general (AGI), lo cual podría usarse como estrategia para romper la alianza con Microsoft y destacar la independencia de la compañía en el desarrollo de su tecnología.
Por otro lado, OpenAI ha enfrentado una importante salida de talento hacia empresas rivales como Meta, que ofrece bonos de firma y mejores condiciones salariales. Para retener a su equipo, la compañía implementó medidas como vacaciones obligatorias y reestructuraciones internas. En ese contexto, un ex empleado, Calvin French-Owen, quien recientemente dejó su puesto en la empresa, compartió sus impresiones sobre el rápido crecimiento y los desafíos que enfrenta OpenAI. Desde su ingreso en mayo de 2024, la plantilla creció de 1.000 a 3.000 empleados en apenas un año, con cambios sustanciales en la dirección y en la cultura organizacional, lo que ha generado dificultades en la comunicación, los procesos y la gestión del talento.
French-Owen describió una cultura de trabajo muy flexible y centrada en la innovación, donde todo funciona a través de Slack y el uso del correo electrónico es mínimo. La comunicación interna se basa en canales específicos y casi no recibe correos formales, solo unas diez en toda su estadía. Según su descripción, OpenAI opera de manera iterativa y adaptativa, sin una hoja de ruta fija, permitiendo que las buenas ideas surjan desde cualquier rincón de la organización y se desarrollen rápidamente, destacando la promoción de quienes sobresalen en la ejecución de sus proyectos.
Asimismo, el exingeniero resaltó que la empresa mantiene un fuerte énfasis en la seguridad y en la evaluación constante de sus desarrollos, como fue el caso del AI Codex, que se desarrolló y lanzó en tan solo siete semanas con un equipo reducido, donde la rapidez y la eficiencia fueron claves. La atención a las métricas de desempeño y a propuestas innovadoras está en el centro de la cultura de la compañía, que se caracteriza por su capacidad de cambiar de rumbo y adoptar nuevas direcciones de forma ágil y sin un plan rígido preestablecido.
En cuanto a la transparencia y la protección de información sensible, French-Owen afirmó que aspectos como los números de ingresos y gastos están fuertemente resguardados, mientras que las discusiones sobre el desarrollo de sistemas de seguridad y los aspectos internos más delicados permanecen bajo permisos estrictos. Además, la presencia en redes sociales como X (anteriormente Twitter) es observada con atención, considerándose una vía para medir el impacto y la percepción pública. La compañía también centra sus esfuerzos en garantizar la seguridad de sus sistemas, manteniendo un equipo dedicado a esta tarea con el objetivo de maximizar la protección y la confianza en sus tecnologías.