OpenAI reintroduce GPT-4 tras las críticas por fallos y baja percepción de GPT-5 debido a problemas técnicos y a su elevado consumo energético

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OpenAI reintroduce GPT-4 tras las críticas por fallos y baja percepción de GPT-5 debido a problemas técnicos y a su elevado consumo energético

OpenAI enfrenta desafíos técnicos y financieros que llevan a reintroducir GPT-4, mientras GPT-5 genera dudas por fallos y alto consumo energético.

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La semana pasada, el CEO de OpenAI, Sam Altman, acompañado de otros ejecutivos de la compañía, se reunió con varios periodistas en un restaurante mediterráneo de San Francisco para discutir los planes futuros del gigante multimillonario de la inteligencia artificial. Aunque la mayor parte de la conversación se centró en el reciente lanzamiento de GPT-5, también se abordaron otros temas importantes que revelan los desafíos y ambiciones de la empresa.

El lanzamiento de GPT-5 generó altas expectativas entre la comunidad tecnológica y los usuarios. Sin embargo, la respuesta fue decepcionante, ya que muchos reportaron fallos, errores y glitches que afectaron la experiencia de usuario. Incluso figuras como Bill Gates, cofundador de Microsoft, predijeron que la tecnología GPT había alcanzado un punto de estancamiento hace más de dos años, y algunos analistas sugieren que GPT-5 no es significativamente mejor que GPT-4. La percepción general es que GPT-5 convirtió a ChatGPT en una especie de «zombi corporativo» que ya no ofrece la calidez y cercanía que caracterizaban a versiones anteriores, lo que llevó a muchos usuarios a preferir GPT-4.

Ante estas críticas, OpenAI decidió reintroducir GPT-4 en la plataforma, pero ahora detrás de un muro de pago de 20 $ mensuales en su servicio ChatGPT Plus. Esta estrategia parece ser una forma de aumentar los ingresos ante varios informes que indican que la compañía enfrenta serias dificultades financieras, con rumores que sugieren que podría estar al borde de la bancarrota. La empresa también soporta una presión elevada por parte de sus inversores, que exigen evolucionar hacia un modelo más rentable o, de lo contrario, arriesgarse a perder fondos y verse envuelta en conflictos externos y posibles adquisiciones hostiles.

Uno de los aspectos más preocupantes de GPT-5 es su alto consumo energético; un informe reciente señala que requiere tanta electricidad como la que consume una población de 1,5 millones de hogares en Estados Unidos a diario. Además, la demanda de recursos computacionales ha alcanzado niveles críticos, con Sam Altman admitiendo que la empresa se ha quedado sin GPUs suficientes para atender el crecimiento del tráfico en su API. Para afrontar esta situación, OpenAI planea invertir billones de dólares en la construcción de nuevos centros de datos en un futuro próximo.

A pesar de estos obstáculos, la compañía no se detiene. Altman anunció que la firma está comprometida en ampliar sus aplicaciones, incluyendo una plataforma de redes sociales potenciada por IA, y que trabaja en el desarrollo de dispositivos hardware que prometen revolucionar la computación. Jony Ive, reconocido exdiseñador de Apple, se unió al equipo con la misión de crear un hardware innovador que, según Altman, será muy bello y disruptivo, similar a los cambios provocados por el iPhone en 2007. El CEO también expresó su interés en adquirir Google Chrome, un movimiento que podría tener implicaciones importantes en el mercado digital, especialmente si Google se ve forzada a vender su navegador por cuestiones antimonopolio.

En paralelo, Altman reveló que OpenAI ya no utiliza Google por motivos personales y que, en el pasado, incluso intentaron colaborar con Alphabet para integrar la búsqueda de Google en sus productos. La compañía también ha considerado usar los servicios de Bing de Microsoft, con quienes mantiene una relación comercial, aunque han mencionado que han tenido problemas de calidad en esa colaboración. Además, la empresa continúa explorando nuevas ideas, incluida la creación de una red social impulsada por IA, con el objetivo de ofrecer experiencias más innovadoras y personalizadas a la ciudadanía.

En medio de estos cambios y desafíos, OpenAI mantiene un enfoque en el bienestar de sus usuarios, aunque reconoce que menos del 1% mantiene relaciones no saludables con ChatGPT. Altman subrayó que la mayoría establece una relación funcional y útil con la plataforma y que la compañía trabaja en soluciones para prevenir posibles abusos o explotaciones emocionales. Sin duda, la empresa se encuentra en un momento clave, enfrentando una serie de obstáculos tecnológicos, financieros y éticos, mientras busca consolidar su liderazgo en la inteligencia artificial.