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¿‘Boom’ de ‘start ups’? La actividad emprendedora cae en España a niveles de 2013

21 Ago 2017 — 05:00
Amelia Pijuán
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El Índice de Actividad Emprendedora Total (TEA) ha regresado a niveles de 2013, tras dos años por encima del 5,5%. En 2015, este indicador ascendía al 5,7% de la población española.

La actividad emprendedora en España desciende: cae hasta el 5,2% en 2016

 

La actividad emprendedora en España se contrae. En 2016, un 5,2% de los españoles de entre 18 y 64 años decidió emprender su propia aventura empresarial y nutrir el parque de empresas del país, frente al 5,7% que lo hizo en 2015. Así lo señala el Índice de Actividad Emprendedora Total (TEA) del Global Entrepreneurship Monitor 2016.

 

La contracción de esta actividad sitúa al sector en los mismos niveles de 2013. En los años previos a la crisis, este indicador superaba el 7%. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior recesión económica, esta tasa se redujo al 5,1% en 2009 y continuó bajando hasta el 4,3% en 2010. En los dos años siguientes volvió a producirse un estallido emprendedor y el porcentaje subió hasta el 5,8% en 2011, y se moderó hasta el 5,2% en 2013.

 

“Esta caída ha coincidido con un año marcado por las elecciones parlamentarias y más de diez meses sin gobierno ejecutivo; la participación de la población en actividades emprendedoras durante el último año volvió a estar claramente por encima de los niveles mínimos de la última década”.

 

En la última década también ha cambiado la percepción de los empresarios en cuanto al emprendimiento en España. De hecho, entre 2005 y 2016 el porcentaje de personas que consideraron que emprender en el país era una buena opción pasó de situarse por encima del 70% a cerca del 55%. 

 

 

 

 

¿Cuáles son los motivos que llevaron a los emprendedores españoles a poner en marcha su propio negocio en 2016? Para la gran mayoría de estos, el factor primordial fue la visión de oportunidad, “lo que resulta positivo teniendo en cuenta que, durante los años de crisis económica, el emprendimiento por necesidad llegó a duplicarse”, según señala el informe.

 

En 2016, sin embargo, sólo un 26% de los españolas aseguró zambullirse en este sector por necesidad, mientras que un 3,8% lo atribuyó a otros motivos.  En cuanto a las oportunidades que percibieron estos profesionales, la independencia se alzó como uno de los principales atractivos para el 42,8% de la población. El 45% consideró que era una buena vía para aumentar sus ingresos, y el 8,8% lo atribuyó a una forma de mantenerlos.

 

En el lado contrario, el 1,6% de la población de entre 18 y 64 años cerró o abandonó la actividad empresarial. De estos, el 72% de los usuarios afirmó que la actividad de la empresa no continuó tras su marcha. Por tanto, la tasa de cierres efectivos (aquellos en los que la compañía cesó su actividad de forma definitiva) se situó en el 1,2% en 2016.

 

Una de las principales causas del abandono de esta actividad fue que el negocio no era rentable (39,8%), mientras que el 13,8% lo dejó por razones personales. El 7,3% argumentó que tenían problemas para obtener financiación, mientras que un 7,2% tiró hacia otra actividad de negocio.

 

Los frenos de la actividad emprendedora en España

Gobierno y financiación. Estos fueron los principales obstáculos que frenaron la actividad emprendedora en el país. Para el 86,1% de los encuestados, los principales obstáculos fueron las políticas gubernamentales. Según las opiniones de estos, aún existe demasiada burocracia en los procesos administrativos y un exceso de regulaciones que no son consecuentes con la realidad económica que se está viviendo.

 

En segundo lugar destaca el acceso a la financiación como un obstáculo para el 72,2% de los usuarios. Estos señalaron que existen “pocos instrumentos de financiación pública” y que los agentes de financiación privada “apuestan poco” por los nuevos proyectos. En tercer lugar se situó el desempeño de las pequeñas empresas, relacionado con los elevados costes a los que hacen frente los autónomos (tanto operativos como impositivos).

 

Emprender no es cosa de jóvenes

¿Emprender es cosa de jóvenes? Los datos de Global Entrepreneurship Monitor 2016 señalan que no. Según el estudio, la edad media de aquellos que manifestaron un interés por convertirse en emprendedores potenciales fue de 38,7 años, mientras que la población emprendedora en fase inicial contaba con un promedio de 40,4 años.

 

Por tramos de edad, el 22,8% de los emprendedores potenciales se incluyen en la horquilla de entre 25 y 34 años, mientras que el 25,7% tiene entre 35 y 44 años y el 24,7%, entre 45 y 54 años. “Los datos recogidos a lo largo de la última década muestran que las personas de 25 a 34 años y de 35 a 44 años han sido conjuntamente las que mayor propensión han tenido para involucrarse en actividades emprendedoras en fase inicial en España”, apunta el informe.

 

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