Tensiones entre EE.UU. y China afectan a Nvidia y limitan el liderazgo en inteligencia artificial
Las crecientes tensiones comerciales entre EE.UU. y China impactan en Nvidia y desafían el liderazgo en inteligencia artificial.

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China siguen aumentando, complicando aún más la relación entre ambas economías. El CEO de Nvidia, Jensen Huang, advirtió que las nuevas regulaciones de exportación a China causarán pérdidas millonarias a la compañía y limitarán el liderazgo de Estados Unidos en inteligencia artificial. Estas medidas forman parte de una estrategia del gobierno estadounidense para restringir el acceso de China a tecnologías avanzadas, especialmente en el sector de los chips de IA.
En paralelo, el expresidente Donald Trump amenazó con imponer tarifas elevadas a las importaciones chinas, en un intento por reforzar la posición de EE.UU. en la negociación. Aunque ambas partes acordaron una pausa de 90 días en la aplicación de nuevos aranceles, las relaciones siguen siendo tensas y no hay un acuerdo definitivo a la vista. Trump manifestó en redes sociales que es «extremadamente difícil» llegar a un acuerdo con el presidente Xi Jinping, tras varios días de incertidumbre.
Mientras tanto, analistas y expertos como Jim Cramer creen que, en esta guerra comercial, los chips de Nvidia podrían convertirse en una carta clave para Estados Unidos, dada su importancia en la inteligencia artificial y la tecnología de vanguardia. Sin embargo, Cramer advierte que la administración Trump no estaría aprovechando al máximo este potencial, lo que podría perjudicar la competitividad de EE.UU. en el ámbito tecnológico global.
Empresas estadounidenses como Apple, Target, Walmart y Stanley Black & Decker ya están ajustando sus cadenas de suministro ante las nuevas restricciones y la incertidumbre en el comercio con China. La dependencia de estos gigantes de la manufactura china sigue siendo un desafío, a pesar de los esfuerzos por diversificar sus fuentes de producción. La tensa relación entre Washington y Pekín genera un escenario de incertidumbre para el mercado y para las empresas que operan en ambas regiones.