El uso de inteligencia artificial afecta el medio ambiente y la economía por el alto consumo de recursos en consultas cotidianas
Cada interacción con IA, incluso las más cortas y educativas, contribuye significativamente al consumo energético y de recursos, impactando el medio ambiente y la economía.

El impacto ambiental y económico del uso de inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un tema de creciente preocupación, especialmente en relación con las pequeñas acciones que, aunque parecen inofensivas, contribuyen significativamente al consumo de recursos. Recientemente, el CEO de OpenAI, Sam Altman, señaló de manera informal que decir "por favor" o "gracias" a ChatGPT puede generar gastos que alcanzan decenas de millones de dólares en electricidad, debido al alto consumo energético asociado a cada consulta.
De acuerdo con estimaciones de Epoch AI, cada interacción con ChatGPT consume en promedio unos 0,3 vatios-hora (Wh), cifra que refleja una aparente mejora en la eficiencia respecto a estimaciones previas de 2,9 Wh en octubre de 2023. Sin embargo, a pesar de esta reducción, la cantidad total de consultas, que se calcula en unos 365 mil millones anuales con una base de 300 millones de usuarios activos semanalmente, hace que el consumo energético global de ChatGPT alcance aproximadamente 1,058.5 gigavatios-hora (GWh) al año.
Estas cifras aportan una perspectiva alarmante sobre el crecimiento del uso de la IA y su impacto ambiental. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) pronostica que los centros de datos, esenciales para el funcionamiento de modelos como ChatGPT, consumirán cerca de 945 TWh en 2030, el doble de los 415 TWh actuales. Además, las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con este consumo podrían situarse entre 300 y 500 millones de toneladas para 2035, proyectando un aumento de la huella ecológica de estas tecnologías.
El proceso de enfriamiento de los centros de datos, fundamental para mantener la operatividad de sistemas de IA, requiere grandes cantidades de agua. Según el Instituto de Ingeniería de España, entre 10 y 50 consultas pueden necesitar aproximadamente 2 litros de agua potable para refrigeración, lo que evidencia otro componente del impacto ambiental asociado a estas tecnologías.
Por ello, cualquier interacción con la IA, incluso las más cortas y educadas, genera un gasto energético y requiere recursos hídricos. Aunque la tendencia es hacia modelos más eficientes, la mayor adopción de estas tecnologías continúa incrementando el consumo global de energía y agua, además de contribuir al gasto económico de las empresas que operan con gran infraestructura.
Desde el punto de vista de la optimización de resultados, expertos señalan que mensajes bien estructurados y educados pueden obtener mejores respuestas y, en algunos casos, reducir sesgos. Sin embargo, en términos de impacto ambiental, la condición de ser cortés con la IA no implica necesariamente un menor consumo energético. Sin embargo, mantener la cortesía en la interacción puede ser considerado un buen hábito, en tanto que ayuda a promover una comunicación efectiva y clara con estas herramientas.