Actividades digitales y ChatGPT: el impacto ambiental del consumo de agua y energía en centros de datos
El uso de herramientas digitales como ChatGPT genera un impacto ambiental oculto, con alto consumo de energía y agua en sus centros de datos.

Las actividades digitales, en particular las herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT, tienen un impacto ambiental superior a lo comúnmente percibido. La investigadora española Marina Otero Verzier, afiliada a las universidades de Harvard y Columbia, explica que cada interacción con esta plataforma requiere una cantidad considerable de energía y agua para mantener sus centros de datos operativos durante todo el año.
Según las estimaciones, cada consulta a ChatGPT consume casi medio litro de agua, en su mayoría potable, y genera emisiones de carbono significativas. Un centro de datos de tamaño reducido puede utilizar hasta 25 millones de litros de agua anualmente, cifras que se multiplican en centros mayores. La diferencia clave frente a búsquedas tradicionales en buscadores como Google es que estas consumen aproximadamente diez veces menos energía, lo que plantea una preocupación en un contexto donde el uso intensivo de estas herramientas se ha vuelto cotidiano, incluso para actividades triviales o recreativas.
Este incremento en el uso tiene consecuencias evidentes en los recursos naturales, en particular en regiones áridas como México, España y Chile, donde el consumo de agua y energía puede intensificar conflictos territoriales y afectar proyectos de vivienda y suministro eléctrico. La percepción popular respecto a estas tecnologías, a menudo envueltas en metáforas como «la nube», oculta la infraestructura física y el intenso uso de recursos que requieren, dificultando la comprensión del impacto ecológico asociado.
Además, la falta de datos precisos y transparencia por parte de las empresas complica la evaluación real del daño ambiental. Aunque algunos gobiernos, como Chile y la Unión Europea, trabajan en portales de transparencia para que estas compañías declaren su consumo, aún existe una notable opacidad en la información reportada.
El aumento en la generación de emisiones y el uso agresivo de recursos naturales vinculados con la crisis climática es preocupante. El consumo excesivo de agua, especialmente en zonas de sequía, genera tensiones en diferentes territorios, provocando desde retrasos en proyectos de vivienda hasta bloqueos en redes energéticas, como en Londres y Texas, con demandas específicas para que los centros de datos generen su propia energía a partir de fuentes renovables.
Frente a estos desafíos, la solución no necesariamente pasa por dejar de usar inteligencia artificial, sino por adoptarla de manera más responsable. Estrategias como la utilización de energías renovables, refrigeración con agua reciclada y mayor transparencia en las operaciones son algunas de las propuestas. Además, se resalta la importancia de que la ciudadanía reflexione sobre su consumo y uso de estas herramientas, fomentando un comportamiento más consciente, similar a las acciones de ahorro de agua en la vida cotidiana.
Solo a través de una gestión más responsable y una mayor sensibilización pública será posible reducir el impacto ambiental de las tecnologías digitales y garantizar que su desarrollo sea verdaderamente sostenible en el contexto de la crisis climática global.