China avanza en su estrategia 'Made in China 2025' para liderar industrias de alta tecnología y reducir dependencia de tecnologías extranjeras

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China avanza en su estrategia 'Made in China 2025' para liderar industrias de alta tecnología y reducir dependencia de tecnologías extranjeras

China continúa su camino hacia la autosuficiencia tecnológica, impulsando sectores clave con estrategias que generan impacto global y debates sobre competencia.

Descripción

Desde su lanzamiento en 2015, la iniciativa «Made in China 2025» (MIC 2025) ha supuesto un importante esfuerzo estratégico del gobierno chino para transformar el país en un líder mundial en industrias de alta tecnología. Inspirada en la estrategia alemana «Industry 4.0», esta hoja de ruta busca modernizar las capacidades industriales de China, reducir su dependencia de tecnologías extranjeras y fomentar la innovación para escalar en la cadena de valor global.

El plan abarca diez sectores clave considerados críticos para el crecimiento económico y la seguridad nacional, entre ellos: tecnología de la información avanzada, robótica, aeroespacial, energía, transporte de alta velocidad, vehículos de nuevas energías, materiales innovadores, maquinaria agrícola, biotecnología y productos médicos avanzados. Para 2025, China aspira a alcanzar un 70% de autosuficiencia en componentes y materiales esenciales dentro de estos sectores, con el objetivo de establecerse como potencia manufacturera mundial para 2049, coincidiendo con el centenario de la República Popular China.

Para lograr estos objetivos, el gobierno chino ha implementado diversas estrategias, como el subsidio de productos nacionales, préstamos en condiciones preferentes, incentivos fiscales, inversiones sustanciales en investigación y desarrollo, y programas de formación para desarrollar talento especializado. Además, ha promovido la colaboración internacional mediante asociaciones con empresas extranjeras y la creación de zonas de demostración y centros de innovación que funcionan como laboratorios para nuevas tecnologías y prácticas industriales avanzadas.

Tras una década de implementación, MIC 2025 ha producido resultados variados. China ha avanzado significativamente en sectores como vehículos eléctricos, energías renovables y transporte de alta velocidad, logrando convertirse en líder mundial en la fabricación de paneles solares y automóviles eléctricos. Sin embargo, aún enfrenta desafíos notables en semiconductores y tecnologías críticas, donde persiste una alta dependencia de proveedores externos y restricciones internacionales, lo que dificulta la autarquía tecnológica en estos ámbitos.

Informes de Bloomberg señalan que China ha alcanzado liderazgo global en cinco de los trece sectores tecnológicos críticos monitoreados, incluyendo trenes de alta velocidad y vehículos eléctricos, aunque la brecha en otros sectores sigue cerrándose. La lucha por la autosuficiencia tecnológica, especialmente en semiconductores, ha sido obstaculizada por la oposición internacional y las restricciones a la exportación, generando tensiones en el escenario mundial.

La iniciativa MIC 2025 ha generado reacciones diversas a nivel internacional. Mientras algunos la consideran una progresión natural del desarrollo económico chino, otros advierten sobre sus implicaciones para el comercio global y la competencia internacional. Críticos señalan que el plan favorece políticas gubernamentales que podrían distorsionar los mercados y crear ventajas desleales para las empresas chinas, con preocupaciones específicas en torno a la transferencia forzada de tecnología, la protección de la propiedad intelectual y el uso de subsidios estatales que potencian la sobreproducción y el dumping en los mercados internacionales.

Estas controversias han llevado a países como Estados Unidos y la Unión Europea a implementar medidas restrictivas, incluyendo aranceles de hasta el 135% sobre importaciones chinas, afectando cadenas de suministro y provocando disrupciones en diversos sectores. La respuesta internacional ha sido incrementar aranceles, restringir inversiones y revaluar las cadenas de suministro para reducir la dependencia de tecnología y componentes chinos.

Además, el énfasis de China en la autosuficiencia y la innovación interna está alineado con su estrategia de «doble circulación», que busca fortalecer los ciclos económicos internos, aunque abiertos al comercio internacional. Esta orientación podría favorecer una economía más centrada en el mercado interno, con posibles repercusiones en la dinámica global del comercio y la inversión.

En definitiva, «Made in China 2025» representa la ambición china de consolidarse como potencia en manufactura avanzada y tecnología, modernizando su economía pero también generando debates sobre competencia justa, acceso a mercados y reconfiguración del comercio internacional. La continuidad de diálogos y cooperación internacional será crucial para garantizar un panorama económico global equilibrado y sostenible.