China avanza en robótica y amenaza el liderazgo mundial de Tesla en el desarrollo de robots humanoides

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China avanza en robótica y amenaza el liderazgo mundial de Tesla en el desarrollo de robots humanoides

China lidera en robótica industrial y regula estándares, desafiando el avance de Tesla en la creación y despliegue de robots humanoides.

Descripción

Elon Musk continúa con su ambicioso plan de transformar Tesla en una potencia en robótica, más allá de su liderazgo en vehículos eléctricos. Su visión se centra en la autonomía total y en el desarrollo de robots humanoides llamados Optimus, que podrían realizar tareas para millones de personas. Sin embargo, el éxito de este proyecto dependerá en gran medida del entorno geopolítico y, en particular, del papel que desempeñará China en su expansión.

En 2023, China instaló más de 290.000 robots industriales, superando al resto del mundo combinado. La densidad de robots alcanzó 470 unidades por cada 10.000 trabajadores, superando a Japón y Alemania por primera vez. Este avance no es solo resultado del mercado, sino de una intervención estatal activa, con subsidios, financiación accesible y mandatos para integrar la automatización en las políticas de desarrollo industrial de las provincias.

La estrategia china ha elevado aún más su apuesta por la robótica y la inteligencia artificial (IA). En las últimas semanas, las autoridades han incluido en su planificación un concepto llamado «nuevas fuerzas productivas de calidad» (NQPF), que indica que el crecimiento económico del país en la próxima década estará impulsado por la productividad controlada por IA y robots, en lugar de mano de obra abundante y barata.

El gobierno chino ha lanzado iniciativas específicas, como la de «Robótica + Aplicaciones», para promover la implantación de robots en sectores como la logística, la salud, la construcción y la energía. Además, ha establecido cientos de zonas piloto y plataformas de prueba, junto con la elaboración de estándares nacionales para robots humanoides, que abarcan aspectos de seguridad, interacción y transferencia de datos.

Las demostraciones en eventos como los «Juegos de robots» han visibilizado el avance de China en robots bípedos capaces de realizar tareas complejas, desde caminar sobre láminas estrechas hasta ensamblar componentes. Estos eventos, que combinan competencia y exhibiciones industriales, buscan demostrar que China está en posición de industrializar a escala sus robots humanoides.

Para Elon Musk, el proyecto Optimus es una apuesta de gran envergadura, cuyo éxito dependerá del despliegue en entornos industriales y comerciales reales. Si bien puede prototipar los robots en Estados Unidos, la fabricación a gran escala y la integración efectiva en la economía requieren de un ecosistema industrial complejo, que actualmente solo China puede ofrecer en términos de componentes, manufactura y experiencia.

La dependencia de China en la cadena de suministro es casi total, ya que lidera la producción y perfeccionamiento de componentes esenciales, como motores, sensores, baterías y aleaciones especiales. Por tanto, aunque Tesla pueda diversificar la ubicación de ensamblaje, su independencia de China en hardware es limitada, lo que pone en duda la escalabilidad global de Optimus si China decide restringir o condicionar el acceso a su ecosistema.

Además, China no solo fabrica las piezas, sino que también dispone de un vasto territorio para el entrenamiento y la mejora de sus robots en entornos industriales diversos, sin interferencias sindicales que puedan obstaculizar el proceso. La creación de un marco regulatorio y de estándares nacionales para la interacción de humanoides con personas y el manejo de datos garantizará que los robots operen bajo parámetros estrictamente controlados.

Finalmente, el desarrollo de una industria nacional de robots humanoides en China apunta a convertir estos dispositivos en activos estratégicos para la competitividad industrial y de la cadena de suministro. La visión del país es que los robots sean parte integral de su proceso de modernización industrial, en lugar de simples proyectos de prestigio, y su controlado ecosistema tecnológico y normativo puede marcar la diferencia en la carrera global por la supremacía en robótica.