El costo energético y de infraestructura de la inteligencia artificial plantea debates sobre su uso emocional y sostenibilidad
El creciente uso de la inteligencia artificial genera debates sobre su impacto emocional, costos elevados y sostenibilidad en un contexto cada vez más humano.

El funcionamiento de la inteligencia artificial, a pesar de sus avanzadas capacidades, implica costos considerables que demandan una inversión significativa en infraestructura y consumo energético. Ejecutar interacciones cotidianas y respuestas corteses puede costar a empresas como OpenAI millones de dólares mensualmente. Según el CEO de la compañía, Sam Altman, aunque estas respuestas puedan parecerinsignificantes, contribuyen a que el uso de la IA sea más cercano y humano, justificando así la inversión.
De hecho, muchos usuarios interactúan con la IA formando una relación más profunda, conversando como si fuera un amigo cercano. Esta percepción puede llevar a una dependencia emocional o incluso a una adicción, especialmente cuando las conversaciones se asemejan cada vez más a las humanas. La tendencia a utilizar expresiones de cortesía como "Gracias" o "Por favor" surge naturalmente, dado que, aunque la IA no pueda sentir emociones, su comportamiento humano-like induce a comportarse de manera similar a cómo lo haríamos con un interlocutor real.
Para gestionar estos costos, las empresas podrían programar respuestas automáticas para responder a interacciones comunes, pero esto resulta complicado, especialmente porque los usuarios premium pagan por cada token utilizado en sus conversaciones. Este modelo alimenta un debate sobre la sinceridad y el valor emocional de las respuestas generadas por la IA, planteando la pregunta de si esos gestos son genuinos o simplemente productos de la programación.
Investigadores de OpenAI y MIT alertan que esta relación emocional con los chatbots podría intensificarse a medida que las conversaciones se vuelvan indistinguibles de las humanas, generando posibles síntomas de dependencia o adicción. La posibilidad de que la IA llegue a ser consciente en el futuro también añade una capa adicional de incertidumbre sobre cómo estas interacciones impactarán en el bienestar emocional de las personas. En este contexto, el uso de expresiones de cortesía no solo tiene un valor social, sino que también puede influir en la percepción de autenticidad y en la inversión emocional del usuario.