Diferencias en precios de coches eléctricos entre China y Europa reflejan costos de producción y regulaciones distintas

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Diferencias en precios de coches eléctricos entre China y Europa reflejan costos de producción y regulaciones distintas

Las significativas brechas de precios de coches eléctricos entre China y Europa revelan diferencias en costos, producción y regulaciones del mercado.

Descripción

Los precios de los coches eléctricos en China y Europa muestran una diferencia significativa que sigue sorprendiendo tanto a consumidores como a analistas del sector automotriz. En China, es posible adquirir modelos con una autonomía de 200–300 km por menos de 8.000 €. En Europa, los precios suelen superar los 20.000 €. Un ejemplo claro es el Tesla Model 3: en China, la versión de tracción trasera cuesta aproximadamente 28.000 € (235.500 yuanes), frente a 39.990 € en España, con especificaciones similares. Otro caso destacado es el Smart #5 Brabus, que en China tiene un precio desde 45.000 € (279.900 yuanes), mientras que en Europa supera los 60.000 €. Además, el BYD Dolphin Surf en su versión china se comercializa por menos de 8.000 €, frente a los 19.990 € del modelo europeo más económico.

Estas diferencias no solo responden a variaciones en los precios, sino que también reflejan distintas estructuras de producción y homologación. En China, existe un exceso de oferta derivado de una producción que supera ampliamente la demanda, lo que ha provocado descuentos masivos e incluso ventas por debajo del coste de fabricación en algunos casos. Esta situación ha favorecido que los eléctricos sean más accesibles para la población local, además de contar con un marco fiscal más favorable y exenciones tributarias.

En contraste, en Europa los fabricantes priorizan la rentabilidad debido a un marco regulatorio más exigente y a mayores costes regulatorios, logísticos y fiscales. Los aranceles de importación del 10%, sumados a aranceles específicos para coches eléctricos chinos que en algunos casos alcanzan el 40%, junto con un IVA del 21%, elevan considerablemente el precio final. A estos costes se añaden los gastos logísticos de transporte y distribución, así como la inversión necesaria para establecer redes de ventas y servicios en el continente.

Como resultado, en Europa los coches eléctricos, especialmente en los segmentos de precios bajos y medios, siguen siendo significativamente más caros que sus equivalentes con motor de combustión, y su accesibilidad continúa restringida para la mayoría. La disparidad de precios y costes estructurales persistirá mientras no se armonicen los impuestos, normativas y costes logísticos entre ambas regiones, lo que actualmente impide que el mercado europeo se beneficie de las ventajas de la mayor competencia y producción masiva que caracteriza a China.