La inversión en infraestructura de inteligencia artificial alcanza los 7 billones de dólares para soportar la carrera por la IA generativa
La competencia global por dominar la inteligencia artificial impulsa inversiones millonarias en infraestructura y tecnología, revolucionando el sector y sus desafíos.
La carrera por la supremacía en inteligencia artificial genera una inversión y una capacidad de infraestructura sin precedentes. Se estima que la construcción de la infraestructura necesaria para desarrollar IA generativa podría alcanzar los 7 billones de dólares, requiriendo años de trabajo, miles de plantas de semiconductores y centros de datos. Estas cifras reflejan la magnitud del desafío que enfrentan las compañías líderes del sector.
OpenAI, uno de los principales actores en esta carrera, ha tenido dificultades para cumplir con las demandas de computación en la nube relacionadas con sus proyectos, lo que ha afectado su alianza con Microsoft, que actualmente no puede satisfacer completamente sus necesidades. La empresa planea construir un centro de datos pequeño antes de fin de año y busca tener más de 1 millón de GPUs en línea, un objetivo que representa un avance importante en su estrategia de expansión tecnológica.
El CEO de OpenAI, Sam Altman, ha indicado que la capacidad de GPUs adquiridas podría aumentar de 1 millón a 100 millones, una cifra que podría requerir una inversión de hasta 3 billones de dólares, aproximadamente un cuarto de la capitalización bursátil de Microsoft. Este aumento reflejaría la ambición de la compañía de escalar sus operaciones para alcanzar avances significativos, como la inteligencia general artificial (AGI) o incluso niveles de superinteligencia.
El esfuerzo por expandir la infraestructura de IA no solo implica grandes recursos económicos, sino también un desafío logístico y tecnológico, con impactos en la refrigeración, el suministro de semiconductores y la gestión de centros de datos. La demanda por una capacidad de procesamiento cada vez mayor continúa creciendo exponencialmente, poniendo a prueba las capacidades de inversión y tecnología de las principales potencias del sector.
Mientras tanto, expertos como Roman Yampolskiy señalan que la adquisición de recursos computacionales suficientes podría permitir el desarrollo de AGI en la actualidad, si estos recursos estuvieran ampliamente disponibles. La competencia por estas capacidades sigue siendo feroz, y el futuro de la inteligencia artificial parece avanzar a pasos agigantados, impulsado por inversiones millonarias y una demanda insaciable de poder de cómputo.