OpenAI enfrenta pérdidas millonarias en 2024 y enfrenta cuestionamientos sobre su gestión financiera
OpenAI enfrenta una crisis financiera por gastos elevados, mientras otros modelos más eficientes desafían su dominio en inteligencia artificial.

OpenAI continúa enfrentando una tendencia preocupante: una pérdida financiera significativa, con un gasto que supera los 5.000 millones de dólares en 2024. La compañía presenta un burn rate de 2,25 dólares por cada dólar ingresado, lo que refleja una gestión que, pese a su éxito en popularizar ChatGPT, le cuesta mantener sus operaciones. Se proyecta que en 2025 sus gastos superen los 28.000 millones de dólares y que, en la próxima década, las pérdidas acumuladas puedan llegar a más de 200.000 millones de dólares.
Este elevado coste se enmarca en un escenario en el que otros modelos, como DeepSeek en China, ofrecen alternativas más eficientes y sostenibles. Estas soluciones tienen costes de entrenamiento hasta un 75% inferiores, además de reducir considerablemente su huella ecológica, evidenciando un contexto donde el gasto desmesurado de OpenAI contrasta con avances tecnológicos más responsables y económicos.
En paralelo, la gestión personal del CEO de OpenAI, Sam Altman, ha sido objeto de atención. Recientemente, en un vídeo donde se le muestra cocinando frente a las cámaras para acercarse más a la audiencia, Altman utiliza aceite de aderezo en lugar de aceite de cocina convencional y gadgets que parecen de bajo coste, como una cafetera de más de 5.000 € y cuchillos de calidad cuestionable. Este paralelismo refleja, en cierta forma, la manera en que se administra la compañía: gastando pese a los resultados y los costes elevados.
El gasto excesivo también se refleja en otros aspectos de la vida personal del ejecutivo, que incluye dispositivos costosos y elecciones aparentemente inapropiadas, como una cafetera de lujo y utensilios que no justifican su precio. Esto guarda relación con el elevado burn rate de OpenAI, que quema alrededor de 700.000 € diarios, alcanzando un gasto anual que podría superar los 28.000 millones de dólares en 2025, con pérdidas estimadas en 14.000 millones ese mismo año. Si esta tendencia continúa, las proyecciones indican que para la próxima década el gasto podría llegar a más de 200.000 millones de dólares.
Este desequilibrio financiero se da en un contexto donde incluso los lanzamientos más virales, como las imágenes de estilo Studio Ghibli generadas por IA, obligan a la compañía a limitar funcionalidades y controlar el gasto con medidas que afectan la experiencia del usuario. La gestión interna, por tanto, se muestra como un desafío para mantener la sostenibilidad sin desalentar el uso de sus productos estrella.
Frente a este panorama, la comparación con modelos de menor coste y menor impacto ecológico, como DeepSeek, resalta una posible alternativa. Desarrollado en menor tiempo y con costes de entrenamiento hasta un 75% inferiores, este modelo chino reduce tanto su huella de carbono como su consumo energético, evidenciando que la eficiencia económica y sostenible puede alcanzarse sin sacrificar la innovación.
En definitiva, la situación revela un problema de gestión y prioridades en OpenAI, donde el gasto desmedido contrasta con la sostenibilidad y la competencia tecnológica. La percepción exterior es que, más allá de los avances en inteligencia artificial, la compañía necesita revisar sus estrategias para no solo ser innovadora, sino también viable a largo plazo.