OpenAI enfrenta posibles pérdidas millonarias y busca transición a entidad con fines de lucro para asegurar su estabilidad financiera
OpenAI enfrenta desafíos financieros y negociaciones clave que podrían definir su futuro, en medio de rumores de cambios estratégicos y tensiones con socios.
Desde el año pasado, diversas informaciones sugieren que OpenAI podría estar al borde de la bancarrota, con proyecciones de una pérdida de 5.000 millones de dólares en los próximos 12 meses. Esta situación se atribuye principalmente a los elevados costes en entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, que alcanzan los 7.000 millones de dólares, y en personal, que suman otros 1.500 millones.
A pesar de haber recaudado 40.000 millones en varias rondas de financiación, lo que elevó su valoración de mercado a 300.000 millones de dólares, la compañía ha afrontado una presión creciente por parte de los inversores para transformarse en una entidad con fines de lucro. La transición, que debía concretarse antes de fin de año, es crucial para atraer nuevas inversiones y mantener relaciones con socios clave.
En medio de este contexto, surgen rumores de que OpenAI prepara una demanda contra Microsoft por prácticas anticompetitivas, acusando a la tecnológica de retrasar intencionadamente acuerdos que beneficien a ambas partes. Fuentes internas sugieren que la estrategia de Microsoft de «aguantar» tiene como objetivo proteger su inversión millonaria en ChatGPT, aunque la empresa ha indicado que estaría dispuesta a abandonar las negociaciones si no alcanzan un acuerdo favorable antes del 31 de diciembre de 2025.
Asimismo, se especula que OpenAI podría anunciar antes de lo esperado su avance hacia la inteligencia artificial general (AGI), mediante el lanzamiento de un agente de codificación que superaría las capacidades de un programador humano avanzado. Sin embargo, el modelo todavía se encuentra en desarrollo y faltan varias etapas por completar, lo que mantiene en tensión la relación con Microsoft.
Por otro lado, la reestructuración hacia un modelo con fines de lucro podría afectar elementos clave del acuerdo multimillonario con Microsoft, especialmente en relación con el acceso a su propiedad intelectual y a los servicios en la nube. Aunque Microsoft perdió su exclusividad como proveedor de nube, sigue siendo su principal inversor, con una inversión de 13.500 millones de dólares, y busca diversificar sus socios en la nube, incluyendo negociaciones con Google y Amazon Web Services para ampliar la venta de APIs a gobiernos y otros clientes.
Los debates en torno a las condiciones de acceso y a la cláusula de AGI en el acuerdo son particularmente tensos. Mientras Microsoft quisiera eliminar esa cláusula para seguir teniendo acceso a la tecnología de OpenAI más allá de 2030, la compañía de investigación busca mantener algún nivel de control en ese aspecto, dada la importancia estratégica de la AGI para ambas partes.
En definitiva, si OpenAI logra concretar su transición a una entidad con fines de lucro antes de fin de año, podrá continuar atrayendo inversiones y potenciar su crecimiento. En caso contrario, los inversores, incluido SoftBank, podrían retirar fondos o solicitar reembolsos, lo que pondría en riesgo su estabilidad financiera y el desarrollo de futuros proyectos, en un escenario en el que las negociaciones siguen siendo complejas y están en marcha.