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Oportunidades perdidas: la legislación ‘lastra’ el impulso del dron en España

25 Sep 2017 — 04:57
Daniel López
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El sector ha despegado, pero el reglamento actual limita las nuevas vías de negocio. Los profesionales de esta industria están a la espera de la aprobación de una normativa que aporte mayor libertad para el uso de estos vehículos.

Oportunidades perdidas: la legislación ‘lastra’ el impulso del dron en España

 

El negocio de los drones está en pleno despegue en España. Múltiples empresas tecnológicas han nacido o buscado nuevas vías de negocio a través de esta tecnología. Lejos queda ya vincular los drones al área militar. Se trata de un ámbito en plena expansión y que es capaz de operar en una gran diversidad de terrenos: desde la minería, pasando por la agricultura, hasta los servicios de emergencia.

 

No obstante, el auge de esta industria en España y las nuevas oportunidades que brinda quedan lastradas por la legislación. De momento, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa) es quien se encarga de regular las operaciones con aeronaves de hasta 150 kilos y su normativa cubre las lagunas legales patentes. Mientras tanto, el borrador de la ley pendiente de aprobación que está encima de la mesa del Ministerio de Fomento coge polvo tras varios años en stand by.

 

“No podemos trabajar donde hay negocio”, cuenta Salvador Bellver, presidente de la Asociación Española de Drones y Afines (Aedron), a Kippel01. El directivo incide en que “el sector del dron ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos cuatro años, pero la normativa está lastrando su desarrollo en España”.

 

 

 


¿Quiere decir esto que la ley pendiente de aprobación solucionará las limitaciones actuales? No del todo. Los tres años que lleva el borrador a la espera de legalizarse provocan que las normas no se adapten a la realidad actual, según Bellver. “Cuando apareció la normativa, el dron podía alejarse 500 metros del piloto como máximo”, dice el directivo. “A los quince días me presentaron un producto que alcanzaba 290 kilómetros por hora”, explica.

 

Para Marc Valls Estefanell, socio y director de educación y políticas públicas de Unblur, “surgen nuevas necesidades que el texto que se pretende aprobar no contempla”. Para el directivo, lo más necesario es que un dron pueda sobrevolar zonas urbanas. “No poder hacerlo limita a muchas empresas que precisamente nacen para poder operar en poblaciones -asegura-; lo que da como resultado una pérdida de posibilidades industriales y de desarrollo comercial”.

 

La oportunidad desaprovechada de los nuevos negocios del sector también la comparte Fernando Navarro, presidente de Aerial Insights, empresa dedicada a la generación de mapas y reconstrucción en 3D a partir de imágenes tomadas con drones. “Cuando los drones puedan volar por encima de gente o de noche se van a empezar a abrir nuevos campos”, opina el directivo. Por tanto, con una legislación más permisiva “la gente se romperá la cabeza para encontrar nuevas vías de negocio”.

 

 

 

 

En España existen actualmente 2.500 pilotos profesionales de esta clase de aeronaves. Según Navarro, desde Aerial Insights han conversado con un 20% del total, quienes les han contado que “están limitados a la hora de poder trabajar”.

 

Y es que el potencial de la industria de los drones es muy amplio. Navarro pone como ejemplo el sector agrícola, donde afirma que “con cámaras multiespectrales un dron puede darse cuenta del estado metabólico que hay bajo el suelo o puede detectar plagas a través de cambios manifestados”.

 

A la hora de realizar inspecciones en minería, no sólo resultan más seguras gracias al uso de aeronaves, sino que también se agilizan; “una persona podía estar haciendo medidas manuales durante semanas y ahora con un dron lo hace en veinte minutos”, apunta el directivo.

 


Los drones, ¿una amenaza?

Según el director de políticas públicas de Unblur, actualmente los drones se perciben más como una amenaza que como una oportunidad, lo que provoca que las regulaciones velen más por la seguridad. “Tarde o temprano los legisladores tendrán que encontrar un equilibrio entre libertad y seguridad”, opina el directivo. Esto se refleja en el trabajo que realizan Valls y su equipo desde Unblur, apoyando a los equipos de emergencia monitorizando incidentes a través de aeronaves.

 

Amazon ha sido una de las grandes compañías en querer romper con el escepticismo hacia este sector. El gigante del ecommerce anunció Prime Air en 2013, su proyecto de entrega de paquetes a domicilio con drones. Se convirtió en un potente movimiento de márketing que llamó la atención de todo el mundo, no obstante su viabilidad siempre había estado en duda. Finalmente, en 2016, la compañía de Jeff Bezos hizo realidad su anuncio: realizó el primer envío con un dron a un cliente en Reino Unido en solo trece minutos tras la compra. Eso sí, todo se llevó a cabo en un entorno de pruebas.

 

Según el presidente de Aedron, no estamos preparados ni tecnológica ni legalmente para el transporte de material mediante drones. Para Bellver, un proyecto como el de Amazon tendrá más sentido cuando la aeronave “sea capaz de controlar el tráfico aéreo y evadirlo”, aunque esto aumentará el coste para el cliente.

 


El directivo de Unblur considera que la viabilidad del reparto a domicilio con drones “es poquísima ahora mismo”. Según Valls, un dron puede transportar “uno o dos paquetes, mientras que una furgoneta puede llevar centenares”. Por otro lado, un proyecto así podría resultar un tanto caótico. “Un día como el Black Friday a base de drones no dejaría ver el cielo, sería negro”, señala el directivo.

 

Además, surgen dudas respecto a cómo este servicio sería eficaz a la hora de realizar la entrega al usuario. Los profesionales del sector cuestionan las condiciones en las que se producirían los repartos, qué tipo de paquetes se proveerían y cómo se acordaría una zona de entrega. También existe desconfianza acerca de cómo se identificaría de forma segura y fiable la persona que recoge el pedido.

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