Preocupación de padres ante riesgos digitales: control y regulación en la interacción infantil con IA y redes sociales
Padres muestran preocupación por el impacto de la tecnología en sus hijos, demandando límites y mayor regulación en el entorno digital y la inteligencia artificial.
Un estudio reciente realizado por la empresa de investigación de consumo GWI revela una creciente preocupación entre los padres respecto al comportamiento de sus hijos en el entorno digital. Según los resultados, el 41% de los padres apoya la implementación de límites en el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, mientras que el 72% considera que las redes sociales pueden ser dañinas para los menores.
Las principales inquietudes giran en torno al ciberacoso, que preocupa al 71%, seguido por los contenidos dañinos con un 67% y el contacto con desconocidos en línea, con un 62%. En respuesta a estos riesgos, el 61% de los padres demanda mecanismos de verificación de edad para acceder a contenido digital, el 59% apoya la prohibición del uso de teléfonos celulares en las escuelas y un 40% favorece la implementación de límites digitales nocturnos.
Estos datos reflejan la dificultad que enfrentan las familias para gestionar el uso de dispositivos electrónicos en un contexto donde la tecnología se vuelve cada vez más indispensable. A la par, la generación joven interactúa profundamente con la inteligencia artificial (IA). Entre los usuarios de la generación Z, el 23% considera que la IA refuerza estándares de belleza irreales, mientras que el 22% utiliza estas herramientas para abordar temas de salud mental y un 20% para conversar sobre relaciones personales. Esto evidencia la formación de vínculos emocionales con la tecnología, cuyo significado quizás los padres aún no comprenden por completo.
Por otra parte, compañías como OpenAI han anunciado cambios importantes en sus plataformas. Desde diciembre, permitirán contenido para adultos, un paso que ha generado mayor preocupación sobre la responsabilidad digital y los límites apropiados. Sam Altman, CEO de OpenAI, explicó que inicialmente ChatGPT fue diseñado con restricciones para proteger la salud mental, pero que, tras mitigar estos riesgos, planean relajar dichas limitaciones y ofrecer una mayor personalización en la interacción, incluyendo la posibilidad de contenido adulto verificado.
Expertos en regulación como James Clark, de la firma Spencer West LLP, advierten que esta apertura plantea desafíos bajo la normativa vigente en países como Reino Unido y la Unión Europea. La Ley de Servicios Digitales de la UE y la Ley del Reino Unido (OSA) exigen procedimientos rigurosos de verificación de edad y mecanismos para prevenir el acceso a contenido no apropiado. La clasificación de ChatGPT como proveedor de contenido pornográfico podría activar obligaciones legales específicas, incluyendo controles de edad efectivos y protección de la privacidad, además de riesgos asociados a la creación de contenidos generados por IA sin consentimiento, como deepfakes o pornografía no consensuada.
En el ámbito de la protección infantil, las y los especialistas recomiendan una aproximación basada en la preparación y la comunicación. Antes de introducir a niñas y niños en entornos digitales como ChatGPT, se sugiere evaluar su madurez para entender los riesgos y establecer una relación abierta que facilite el diálogo. Modelar el uso responsable, acompañar a las personas menores en su exploración y promover habilidades de pensamiento crítico son estrategias clave para garantizar un uso seguro y saludable de estas herramientas.
Asimismo, se recomienda no prohibir por completo el acceso a plataformas como ChatGPT, sino cousar estos recursos con las y los hijos, estableciendo reglas claras y enseñando a distinguir entre información real y ficticia. Es importante que las personas progenitoras estén informadas y utilicen controles parentales y recursos educativos, como los ofrecidos por el Centro Nacional para Niñas y Niños Desaparecidos y Explotados o el Instituto SANS, para monitorear y acompañar el uso de la IA en el contexto familiar.
Finalmente, las expertas y expertos subrayan que la seguridad no puede garantizarse de forma absoluta, pero sí reducir los riesgos mediante una comunicación activa y una supervisión constante. La clave está en entender que estas herramientas no reemplazan la adaptabilidad ni la preparación emocional de las personas menores. La educación digital, la confianza en la relación familiar y una actitud proactiva en la gestión del entorno online son esenciales para que las niñas y niños puedan beneficiarse de los avances tecnológicos sin exponerse a peligros innecesarios.