Primer ministro sueco enfrenta controversia por usar inteligencia artificial para decisiones políticas

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Primer ministro sueco enfrenta controversia por usar inteligencia artificial para decisiones políticas

El uso de inteligencia artificial en decisiones políticas por parte del Primer Ministro sueco genera polémica y plantea dudas sobre su impacto en la democracia.

Descripción

La admitida utilización por parte del primer ministro sueco, Ulf Kristersson, de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT y LeChat para discutir decisiones políticas ha generado una fuerte controversia en Suecia. La declaración pública ha suscitado inquietudes tanto en la opinión pública como entre expertos en el sector, quienes cuestionan la conveniencia de que un jefe de gobierno confíe en sistemas automatizados para guiar las políticas nacionales.

Kristersson, líder del Partido Moderado y cabeza de la coalición de centro-derecha, explicó que emplea frecuentemente la inteligencia artificial para obtener «un segundo parecer» y analizar distintos enfoques para asuntos políticos. En su declaración, afirmó que su uso no es operativo, sino un medio para estimular el pensamiento crítico y explorar perspectivas no convencionales.

Sin embargo, para muchos críticos esta justificación no resulta suficiente. Diversos académicos y expertos advierten sobre los riesgos de delegar decisiones sensibles a tecnologías que generan respuestas estadísticamente plausibles, pero que no necesariamente están fundamentadas en principios democráticos ni en responsabilidades institucionales. La doctora Virginia Dignum, especialista en inteligencia artificial responsable de la Universidad de Umeå, advirtió que «la IA no tiene opiniones políticas, refleja los datos con los que ha sido entrenada» y que confiar en estos sistemas para cuestiones delicadas puede crear una «ilusión de competencia» que puede volverse peligrosa.

Por su parte, el diario Aftonbladet criticó duramente al primer ministro en un editorial, acusándolo de haberse dejado arrastrar por la «psicosis de la IA» alimentada por los oligárquicos de Silicon Valley. La publicación hizo referencia a la creciente popularidad de los asistentes basados en modelos lingüísticos entre líderes y empresarios, muchos de los cuales adoptan estas tecnologías sin un control adecuado sobre sus implicaciones éticas, sociales y democráticas.

Desde el Gobierno, el portavoz Tom Samuelsson aclaró que Kristersson no comparte información sensible con las inteligencias artificiales y que su uso se limita a contextos generales y no operativos. A pesar de esta explicación, la polémica continúa, ya que no solo preocupa la seguridad de los datos, sino también la legitimidad del proceso de toma de decisiones en el ámbito público.