El alto consumo energético y de recursos hídricos de los modelos de inteligencia artificial genera preocupaciones ambientales

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El alto consumo energético y de recursos hídricos de los modelos de inteligencia artificial genera preocupaciones ambientales

El avance de la inteligencia artificial implica un incremento en el consumo de energía y recursos hídricos, generando preocupaciones sobre su impacto ambiental.

Descripción

El uso de modelos de inteligencia artificial como ChatGPT continúa creciendo rápidamente, con un consumo energético anual estimado en aproximadamente 1.059 mil millones de kilovatios hora, valorados en unos 139.7 millones de dólares. Este gasto energético equivale a un costo significativo y plantea preocupaciones ambientales, dado que cada consulta requiere una cantidad de energía diez veces mayor que una búsqueda en Google. Además, no solo la energía eléctrica está en juego; los procesos de entrenamiento y operación diaria también demandan recursos hídricos para enfriamiento, con estudios que estiman que enviar un simple email de 100 palabras puede consumir hasta 1.4 litros de agua, multiplicado por millones de usuarios a nivel mundial.

El impacto ambiental de estas operaciones masivas ha alertado a investigadores y expertos en sostenibilidad, quienes advierten sobre la huella ecológica que generan estas tecnologías. La cantidad de agua utilizada y la energía consumida no solo afectan al medio ambiente, sino que también resaltan la necesidad de optimizar procesos y reducir el consumo energético de los modelos de inteligencia artificial.

Por otra parte, recientes estudios han revelado que el tono y la cortesía en las interacciones con estas inteligencias artificiales influyen tanto en la calidad de las respuestas como en la percepción de sesgos presentes en los modelos. Investigaciones realizadas con GPT-3.5 y GPT-4 en diferentes idiomas, como inglés, chino y japonés, muestran que el nivel de cortesía, desde un modo directo hasta uno muy formal o derechamente vulgar, afecta significativamente la precisión y la duración de las respuestas. En inglés, por ejemplo, respuestas cortas y menos corteses tienden a ser menos precisas, mientras que un nivel medio de cortesía suele ofrecer mejores resultados. En idiomas como el japonés, el comportamiento del modelo varía en forma de curvas, respondiendo mejor con un nivel intermedio de formalidad.

Además, el estudio destaca que los niveles extremos de cortesía o falta de ella aumentan la presencia de prejuicios como racismo o sexismo en las respuestas, lo que subraya la importancia de utilizar técnicas de aprendizaje con retroalimentación humana para disminuir estos sesgos. La capacitación a través de refuerzos ayuda a que los modelos generen respuestas más justas y equilibradas, pero aún persisten desafíos en la eliminación total de prejuicios. La reciente recaudación de 40 mil millones de dólares por parte de OpenAI y su valoración actual en 300 mil millones de dólares reflejan la magnitud y alta demanda de estas tecnologías, aunque también muestran los retos asociados a su sostenibilidad y eficiencia energética.

Mientras tanto, los planificadores energéticos continúan preocupados por la creciente demanda de recursos, ya que los cálculos indican que cada consulta con inteligencia artificial consume diez veces más energía que una búsqueda convencional en Google. Esto incita a los desarrolladores a buscar maneras de disminuir el consumo energético y optimizar los recursos tecnológicos, sin que esto implique que los usuarios tengan que abandonar las buenas formas. Sin duda, el desafío es encontrar un balance entre interacción cordial y sostenibilidad medioambiental, para que el avance de la inteligencia artificial sea compatible con nuestro entorno y recursos naturales.